El hombre crea su mundo. Si no existe la conciencia humana entonces es
imposible para el mundo existir, ya que este existe en función de la conciencia
creativa. Por existir me refiero a que sin la dirección de una idea y una
acción que lo formule, el mundo termina siendo una pila de átomos indefinidos.
El mundo, no solo la materia que lo forma, sino el mundo como expresión de
nuestro entorno a todos los niveles humanos, depende de nuestra interacción con
el. En respuesta a esto, la humanidad se sostiene (y se diferencia de otras
criaturas vivas, dicho sea de paso) gracias a la susodicha interacción. En
otras palabras, nosotros creamos al mundo, y el mundo, sobreviviéndonos
individualmente, crea también al individuo.
Tal
continuidad es el hito mas poderoso del ser humano, la creación de una
construcción ideológica/física que define al universo material y a la vez hace
que este lo defina a el. Una continuidad desatada por un desarrollo de la
corteza cerebral antes no visto en criatura viva alguna (conocida, claro está).
Queda
expuesto de manera evidente, entonces, que dicha continuidad de construcción
depende de las acciones sociales, de manera primordial.
Los avances
científicos, el estudio teológico o filosófico, el desarrollo de las artes;
todas las vertientes de lo que se conoce comúnmente como conocimiento humano
son venas que llevan la sangre al corazón que es la sociedad en si. Que no se
malentienda, el individuo es el “átomo” de la sociedad, pero la incapacidad
intrínseca del individuo de tener continuidad desprovisto de la sociedad hace
que la colección sea el verdadero agente operativo.
Me adentro
en este argumento como punto de partida ya que es para mi básico entender que
nuestra existencia es resultado de una delicada gama de hechos, ideas y acciones
afectadas todas por todos los otros seres
humanos existentes.
El peligro
de este pensamiento es que podría parecer que justifica cualquier acción de
suficiente largo alcance, ya que seria una “acción social”, y por ende,
necesaria. Esto se ha intentado numerosas veces en la historia humana,
justificando masacres, crímenes y crueldades varias como parte de un mayor
“plan social”.
La verdad
es que en esos casos la acción solo se justifica en círculos sociales cada vez
más pequeños. Claro que si es justo y necesario para la elite de un gobierno un
acto criminal como la corrupción y el lucro con el dinero del estado. Solo
tienes que abrir el círculo hacia la población en general y te das cuenta de
que esto es nocivo para la sociedad, y así, por ende, para la continuidad de
esta.
Por eso es
que, sin entrar en argumentos teológicos (que para mi son válidos, pero eso es
otro articulo), podemos llegar a la conclusión de que existen acciones nocivas
para la sociedad en conjunto, en algún grado o forma, las cuales solo tienen
como resultado la alineación de individuos pertenecientes a esta. En otras
palabras, cada vez que un político consigue un contrato injusto de construcción
se vuelve más débil la continuidad de la sociedad humana. Cada vez que Vakeró
le da golpes a Martha y ella cae presa por drogas (mientras nosotros
observamos, embelesados como idiotas) se debilita la construcción de la
realidad a nuestro alrededor. Cada vez que se permiten abusos como en Bahía de
las Águilas, permitimos la destrucción,
poco a poco, del mundo como función de la voluntad creativa humana.
Así que, no
permitas que el mundo se desplome a nuestro alrededor, transformado en una
simple masa de átomos sin razón. Ponte de pie y actúa, acusa al que quiera
destruir a la sociedad. Detén al que roba, al que mata, al que abusa, al que
socava. El destino de todo el universo humano está en tus manos.
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