Ideas, criticas y construcciones pertinentes al ámbito de vida de la República Dominicana. Un enfoque en la filosofía, la educación, la sociología y la política, todo aplicado a Dominicana.
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jueves, 25 de mayo de 2017
Ayer hasta matar era mejor.
Estaba revisando algunas noticias ayer y me topé con algo bastante interesante. Los patrocinadores están huyendo de la Parada Puertorriqueña en Nueva York debido a que esta es en honor a Oscar Rivera López, antiguo líder de las FALN en Puerto Rico quien fue liberado de la cárcel por Obama después de 35 años preso por varios cargos de traición, entre otros. Es el mismo que hace unas semanas se pronunció a favor de Maduro en Venezuela, después de ser recibido como héroe por varios en su nativa isla y después de una popular campaña para su liberación, en la cual se pronunciaron muchos personajes públicos.
Como acabo de mencionar, Rivera López duró 35 años preso. El mundo cambió bastante durante esos 35 años, pero parece que el sigue siendo el mismo hombre, con las mismas ideas que tenía en sus tiempos de lucha. Esto me hace pensar en lo difícil que es vivir en un mundo sin ideologías políticas, especialmente para alguien que, aparentemente, aún las ostenta. Rivera López es un Marxista Leninista anacrónico, quien peleó contra el gobierno de Estados Unidos utilizando tácticas que se consideran "de terror". Viéndolo así, es obvio que apoyará una dictadura del proletariado, donde sea que esta vaya a ocurrir.
Muchas personas se sienten indignadas debido a esto, pretendiendo que el otrora revolucionario se ablandara en la cárcel y que cambiara sus posturas a la de un moderno liberal; que condenara la violencia y se pronunciara a favor de alguna causa contemporánea. Pero esos muchos olvidan que ser de izquierda no es lo mismo que ser liberal o que ser progresista. Una persona atada a las antiguas ideologías te seguirá hablando de ellas y las aplicará a este mundo en el cual las creemos bastante muertas. No te va a hablar de identidad de género ni de derechos del migrante. Te va a hablar de la voz del pueblo y de no violentar la soberanía del país hermano. Hay que recordar que en una mente así la lucha continúa. Una lucha en la cual la única manera de pelear contra el imperio es con una guerra asimétrica.
¿Pero, cómo podemos celebrar a un líder revolucionario, o “terrorista” si hoy en día existe gente como el Estado Islámico, quienes asesinan a mansalva con tácticas similares? La respuesta yace en la ideología política y en el precio que se le da a la libertad. ¿Es correcto matar gente con bombas y balas para obtener la libertad? La respuesta que nos da la historia es que sí, sí lo es. Es moral y (si usted se subscribe a ello, como yo) religiosamente incorrecto, pero es la manera aceptada de buscar la autodeterminación para un grupo sociopolítico desde el inicio de los tiempos. Los revolucionarios mataban (y lo digo en pasado a propósito), claro que sí. Usted no puede llamarse revolucionario si no está dispuesto a matar gente. La diferencia entre revolucionarios y terroristas es que el terrorista busca oprimir sin ideología política de por medio. El terrorista no subscribe sus actos a una ideología de mejoramiento social.
Obviamente, es casi imposible determinar si existe una idea así mientras la revolución, o el terror, están ocurriendo. Solo podemos determinar a ciencia cierta en retrospectiva, y aún así casi nunca existe consenso. Podemos llamar a Pol Pot terrorista y a Fidel Castro revolucionario solo décadas después de los hechos. La línea que separa a Yaser Arafat y a Bin Laden solamente se hace clara al pasarle los años al primero. Sendero Luminoso, FARC, OLP, FSLN FMLN, ETA, IRA, etcétera. Cada organización solo puede ser pasada a juicio desde el punto de vista de sus transformaciones y éxitos finales. Y como podemos ver con el ejemplo de Rivera López, el tiempo puede también distorsionar la comprensión de la misión de una persona.
Pero no se preocupen. Las ideas han muerto y hoy en día solo se pelea por dinero. La constante crisis en medio oriente y el terrorismo islámico no fueran más que un triste recuerdo en un cráter de cristal si allí no hubiera petróleo y gas natural. Muy lejanos están aquellos días en que 4 puertorriqueños armaban un tiroteo en el congreso estadounidense, causando un fiero debate acerca de que si quitar vidas en nombre de la libertad es algo moralmente correcto. Ahora quienes matan matan niños y se regodean por ello. Cortan cabezas en vez de cables eléctricos y vuelan restaurantes en vez de oficinas gubernamentales. Hoy en día las potencias y sus enemigos juegan el sucio juego del dinero sin tapujos, débilmente haciéndolo pasar por enfrentamiento religioso. ¿Es bueno que tengamos tan claro quién es el villano de una historia? Solo el tiempo lo dirá.
viernes, 13 de mayo de 2016
De elecciones, molinos y arañas radioactivas.
Las elecciones dominicanas del
2016 son pasado mañana. Honestamente no se como hablar acerca de ellas. He
reescrito esta introducción unas cuantas veces, inconforme con mis palabras. Se
me dificulta hallar que decir acerca de un proceso que cada cuatro años nos
aplasta el alma un poquito más. Es posible que sea eso mismo, que mi mente
encuentra tan malo el hecho que mis palabras goteen sin efecto, cuando el teatro del absurdo que
es nuestro gobierno hace y dice lo que quiere; que rechaza de inmediato cualquier
esfuerzo como inconsecuente.
El teatro de lo absurdo. Ese es el término con que quería enlazar
los temas en este pequeño artículo. Pero no puedo. No encuentro humor ni placer
en quizás hacer sonreír a un manojo de lectores. Simplemente no es gracioso. El
dominicano se esfuerza sobremanera para hacer de esta farsa algo digerible.
Hace chistes, escribe memes, hace
caricaturas de personas que de por sí ya
son caricaturas. Pero es desesperante ver como los mayores excesos del teatro
simplemente arrancan alguna azarosa risita.
Como ejemplo, la llamada del presidente. Es un espectáculo oneroso
y perverso gastar los recursos estatales en llamar a todos los dominicanos y
los que se sospecha que lo son, sin importar su localización en el orbe
terráqueo. Es una burla (usando el sentido moderno de burla y el sentido
medieval de “seducción engañosa”) abierta. Es un remanente del asqueroso
balaguersimo que aún se respira. Pero no ha de sorprender que se haga
esto, porque los actores de la obra
teatral saben que su público se limitará a hacer algún chistecito en Facebook.
Y la obra se mantiene en escena gracias a esto. Los actores
se vuelven su personaje porque se nos olvida que la farsa se vuelve la realdad
si se sostiene suficiente tiempo. Nos hacemos de la vista gorda cada vez que un
senador o diputado toma aires de Quijote, pintándose como “desfacedor de
tuertos y socorro de menesterosos”, usando el dinero del pueblo para
acreditarse victorias sociales (Ya sea llevar agua a poblados o tirar tendido
eléctrico.). Un heroísmo que no le
corresponde a ningún individuo en un país que se supone sea democracia
representativa. Hasta quienes nos quejamos con rigor casi académico no podemos
evitar ser un poco seducidos por la obra teatral, firmando nuestras quejas con “:p”
o con “XD”.

Amigos míos, los héroes quijotescos que presenta el partido
de gobierno no son más que eso, Quijotes. Hombres y mujeres de cerebro refrito,
incapaces de enfrentar su propia mentira. Es hora de desgarrar el velo de
misterio que protege a nuestros actores. Dejarlos al descubierto como los
mequetrefes que son. Comprender que la vida real no es una obra de teatro y que
esta no es una comedia. Cae como responsabilidad nuestra volvernos más serios
ante los chistes de mal gusto que se forman en las bocas presidenciales y
legislativas.
Si acaso queremos permitir algo de teatralidad en nuestras
vidas, doy como opción que pidamos que
nuestros actores sean Hombres Araña en vez de Quijotes. Sí, ese mismo, el que se pega en paredes y
sermonea acerca de poder y responsabilidad. El que en una película salida hace
unos pocos días tiró esta perla, más o menos así:
“Si ocurren cosas malas, y teniendo el poder que yo tengo,
estas recaen sobre mí.”
¿No sería acaso mejor la obra si el actor presidencial
comprendiera que sus “logros” son molinos de viento y no gigantes? ¿Que con su
poder total su responsabilidad ha de ser total también? Actos de bien, no para
la propia gloria como un Quijote, sino para el bien del desposeído. Bien
anónimo y sin ánimo de fama.
Mi gente, no vote por los actores que tienen casi veinte
años con su misma obra grotesca. Voten, pero voten en contra del chiste y el
mal gusto. Estos héroes trágicos cabalgando contra quimeras llevan décadas
tratando de entretener en vez de tratando de gobernar. Es hora de mostrar que
el poder está en nuestras manos y lo usaremos con responsabilidad y firmeza.
Tomen esto en serio.
Igual que el Hombre Araña.
Igual que el Hombre Araña.
Posdata: He evitado con el mayor cuidado posible nombrar al
partido de gobierno, a sus miembros y a sus candidatos. Mientras más se les
menciona más reales se vuelven y Google Analytics ama mostrarnos sus lúgubres
anuncios cada vez que los invocamos. Tengan un buen día.
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jueves, 2 de abril de 2015
A propósito de mis dos caras: Un breve estudio acerca del cabrón caribeño.
El estudiante de la historia caribeña puede notar, a través de las décadas, un desfile de personajes manchando las hojas de los libros. Estos personajes chorrean por entre los escondrijos más recónditos de nuestra historia, anegando las fabricadas leyendas heroicas con su particular tipo de vileza. Estos personajes son lo que en el colorido coloquio de esta región se denominan cabrones. Los hay de mucha y poca monta, y muestran una continuidad sorprendente a través de los siglos. Se podría decir que desde que las Antillas son habitadas por el hombre, ha residido en ellas un vetusto y espléndido linaje de cabrones. Este linaje ha encontrado un hogar acogedor entre nuestra usual languidez caribeña. Aún hoy, siglos después de su nacimiento, en nuestra cultura predomina el cabrón oportuno, embaucador de naciones enteras con sonrisa en la boca y séquito de secuaces rodando por entre las piernas.
¿Cómo es que estas criaturas tan crueles logran ennoblecer sus apellidos y enriquecer sus casas a costa de poblaciones enteras sin ser echados a tierra como los gusanos que son?
Esta pregunta, no es de difícil respuesta pero sí requiere una elaboración que va más allá de mi propósito con estas brevísimas disertaciones. Simplemente expondré una opinión (la mía), la cual tendrá que ser escrutada por usted, amado lector.
Primero quiero advertir que, a diferencia de un previo artículo escrito por mi, aquí no habrá lista alguna. Las listas son populares pero quitan seriedad. Y, como ya sabrán unos veinte mil de ustedes, las listas son cosa de mamaguebos.
Pero hoy hablamos de cabrones. Para entender al cabrón hay que entender su entorno. El entorno de preferencia es un lugar de aire frio, como la cima del Pico Duarte, el asiento de atrás de un vehículo todo terreno, o un asiento en la Cámara del Senado. Estos lugares le brindan al cabrón promedio una posición de altura desde la cual vigilar a sus víctimas. Tal cual un ave de rapiña, el cabrón solo se desmonta de su elevado nido para regodearse sobre la presa herida de muerte, antes de devorarla completa.
Lo verdaderamente interesante es como logra que la presa se mantenga dócil, aún ante la inminencia de su ataque. A diferencia de otras criaturas, el cabrón no se esconde. Todo lo contrario: el cabrón despliega su rostro y nombre para ser visto por todos, a todo momento. Inunda los medios y las mentes de sus víctimas con la idea de que es a través de este rostro que se logran cumplir las necesidades básicas de una población. ¿Necesita usted recibir agua? Este cabrón le traerá un camión lleno. ¿No hay escuela en su pueblo? Su cabrón regional le construirá un aula (baterías no incluidas) pintadita y reluciente.
El problema es que ese dinero del cual dispone el cabrón es el dinero del cual no disponen las oficinas gubernamentales que deberían encargarse de susodichas obras. Estas oficinas son una cara vacía, sin rasgos, que se yerguen impávidas ante las válidas críticas de miles de dominicanos. Siguen su labor monótona e inhumana, ayudando a nadie y representando a nadie, mientras las caras rosadas de rubor y verdes en dólares de los cabrones cumplen a medias sus responsabilidades.
La presa, dígase, el pueblo, confundida ante el vacío existencial que representa la maquinaria gubernamental, busca ser acogida en el cálido seno de lo único que parece humano dentro del gobierno. Ahí, su falso campeón, el cabrón, le tiende una mano amiga rellena de un sudoroso fajo de billetes y borra de su memoria la angustia de no ser visto ni escuchado en un país de once millones de personas. Pero el cabrón chupa la sangre que la presa con tanta presteza le ofrece. Se hace gordo y feliz con una facilidad sorprendente y suelta sus migajas para nutrir a sus parásitos.
De esta manera, a amplios rasgos, es como un cabrón humilde y desconocido puede llegar a la prominencia de la noche a la mañana. Llegan a ostentar riquezas impresionantes, eludiendo a la justicia, haciendo burla de las presas por devorar. Aún peor, como es tan alta la cantidad de cabrones en puestos elevados del estado, se puede decir sin miedo a demasiado error que hasta la constitución está creada para potenciar la cabronería de este mezquino 1% de la población.
Claro está, de vez en cuando nace uno que otro espécimen dotado de rasgos que potencian su capacidad para la rapiña, el robo y el abuso de la población. Sus excesos dan nacimiento a lo que Nietzsche hubiese llamado el Überarschkriecher, pero que nosotros simplemente denominaremos cabronazo.
Estos ejemplares no solo violan todos los estándares de la conducta moral humana, sino que también infectan con su veneno a miembros aparentemente funcionales de la sociedad. Como ejemplo podemos poner a jueces que parecían personas sabias hasta un eventual roce con un cabronazo.
¿Existe cura para esta condición? No sabemos, a ciencia cierta, pero parece que tratar de curar al cabrón es como tratar de curar la avaricia. La esperanza yace en el hecho de que en otras tierras parecen haber llegado a un acuerdo: No intentan evitar su nacimiento, pero los eliminan al momento de mostrar sus rostros de rosa y verde al aire. Sería un gran paso, lograr borrar tantas caras impunes de tantas vallas y tantos periódicos. Y quien sabe, con un poco de valor y un montón de personas, será posible eliminar hasta a cabronazos como Félix Bautista de la faz de esta tierra.
¿Cómo es que estas criaturas tan crueles logran ennoblecer sus apellidos y enriquecer sus casas a costa de poblaciones enteras sin ser echados a tierra como los gusanos que son?
Esta pregunta, no es de difícil respuesta pero sí requiere una elaboración que va más allá de mi propósito con estas brevísimas disertaciones. Simplemente expondré una opinión (la mía), la cual tendrá que ser escrutada por usted, amado lector.
Primero quiero advertir que, a diferencia de un previo artículo escrito por mi, aquí no habrá lista alguna. Las listas son populares pero quitan seriedad. Y, como ya sabrán unos veinte mil de ustedes, las listas son cosa de mamaguebos.
Pero hoy hablamos de cabrones. Para entender al cabrón hay que entender su entorno. El entorno de preferencia es un lugar de aire frio, como la cima del Pico Duarte, el asiento de atrás de un vehículo todo terreno, o un asiento en la Cámara del Senado. Estos lugares le brindan al cabrón promedio una posición de altura desde la cual vigilar a sus víctimas. Tal cual un ave de rapiña, el cabrón solo se desmonta de su elevado nido para regodearse sobre la presa herida de muerte, antes de devorarla completa.
Lo verdaderamente interesante es como logra que la presa se mantenga dócil, aún ante la inminencia de su ataque. A diferencia de otras criaturas, el cabrón no se esconde. Todo lo contrario: el cabrón despliega su rostro y nombre para ser visto por todos, a todo momento. Inunda los medios y las mentes de sus víctimas con la idea de que es a través de este rostro que se logran cumplir las necesidades básicas de una población. ¿Necesita usted recibir agua? Este cabrón le traerá un camión lleno. ¿No hay escuela en su pueblo? Su cabrón regional le construirá un aula (baterías no incluidas) pintadita y reluciente.
El problema es que ese dinero del cual dispone el cabrón es el dinero del cual no disponen las oficinas gubernamentales que deberían encargarse de susodichas obras. Estas oficinas son una cara vacía, sin rasgos, que se yerguen impávidas ante las válidas críticas de miles de dominicanos. Siguen su labor monótona e inhumana, ayudando a nadie y representando a nadie, mientras las caras rosadas de rubor y verdes en dólares de los cabrones cumplen a medias sus responsabilidades.
La presa, dígase, el pueblo, confundida ante el vacío existencial que representa la maquinaria gubernamental, busca ser acogida en el cálido seno de lo único que parece humano dentro del gobierno. Ahí, su falso campeón, el cabrón, le tiende una mano amiga rellena de un sudoroso fajo de billetes y borra de su memoria la angustia de no ser visto ni escuchado en un país de once millones de personas. Pero el cabrón chupa la sangre que la presa con tanta presteza le ofrece. Se hace gordo y feliz con una facilidad sorprendente y suelta sus migajas para nutrir a sus parásitos.
De esta manera, a amplios rasgos, es como un cabrón humilde y desconocido puede llegar a la prominencia de la noche a la mañana. Llegan a ostentar riquezas impresionantes, eludiendo a la justicia, haciendo burla de las presas por devorar. Aún peor, como es tan alta la cantidad de cabrones en puestos elevados del estado, se puede decir sin miedo a demasiado error que hasta la constitución está creada para potenciar la cabronería de este mezquino 1% de la población.
Claro está, de vez en cuando nace uno que otro espécimen dotado de rasgos que potencian su capacidad para la rapiña, el robo y el abuso de la población. Sus excesos dan nacimiento a lo que Nietzsche hubiese llamado el Überarschkriecher, pero que nosotros simplemente denominaremos cabronazo.
Estos ejemplares no solo violan todos los estándares de la conducta moral humana, sino que también infectan con su veneno a miembros aparentemente funcionales de la sociedad. Como ejemplo podemos poner a jueces que parecían personas sabias hasta un eventual roce con un cabronazo.
¿Existe cura para esta condición? No sabemos, a ciencia cierta, pero parece que tratar de curar al cabrón es como tratar de curar la avaricia. La esperanza yace en el hecho de que en otras tierras parecen haber llegado a un acuerdo: No intentan evitar su nacimiento, pero los eliminan al momento de mostrar sus rostros de rosa y verde al aire. Sería un gran paso, lograr borrar tantas caras impunes de tantas vallas y tantos periódicos. Y quien sabe, con un poco de valor y un montón de personas, será posible eliminar hasta a cabronazos como Félix Bautista de la faz de esta tierra.
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martes, 27 de mayo de 2014
Dr Mayol, o: Como aprendí a dejar de preocuparme y amar el Dembow.
A veces me
pregunto por que no me gusta el dembow. Al igual que muchas personas, el solo
escuchar dos o tres notas al principio de una canción me llena de un terror
sobrenatural y la necesidad de salir corriendo. Honestamente me molesta
sobremanera ver muchachas de entre 7 y 65 años
desgüabinandose el alma dando golpes de barriga mientras un pendejo con
los pantalones debajo de la nalga repite palabras ad nauseum. El problema es que no veo en verdad porque me molesta.
A mi más o menos me gusta el reggaeton, el metal y un sinnúmero de otros géneros
igual o más estrambóticos. Intentaré, en este artículo, desentrañar la razón de
tal inconmensurable odio.
Creo que, aunque lo desprecio, un
acercamiento académico puede ayudar. Mi conocimiento musical no es la gran
cosa, así que simplemente haré una comparación entre canciones dentro de
algunas categorías. Intenten, en contra de sus mejores instintos, escuchar cada
canción utilizada de ejemplo.
La primera queja en contra del dembow es su
alto contenido sensual y sexual. Las letras, videos y estilo de vida en general
encontrados en una pieza musical de este género sudan sexualidad implícita.
Esta argumento en contra, el cual creo es el mayor de todos, es el más fácil de
desestimar. Obvio, es muy sexual el dembow. El problema es que letras o bailes
sexualmente implícitos o explícitos son tan comunes en todos los géneros que es
difícil acusar al dembow de crear algún nuevo estándar de putificación humana.
Tampoco es un fenómeno moderno, ni siquiera al nivel local. Por ejemplo:
O, si prefieren algo más antiguo:
O si es posible, algo local:
El primer ejemplo me gusta por lo directo
de su mensaje: Noelia quiere, a falta de un mejor término, que la claven. Con un
pene. Repetidas veces en la misma canción. Mi verso favorito es “Me gusta
esperarte cuando tu me asechas, con toda mi piel y la pasión abierta, hasta que
la flecha esté dentro de mi”. El arreglo musical hace un encomiable trabajo de
esconder tales vagabunderías, pero el significado queda abierto al que escucha
con el mínimo detenimiento. Celebro el hecho de una franca y saludable
sexualidad femenina, pero ese no es el punto de este ensayo. El punto es dejar
entender que no es nada nuevo ni nada grande que mencionen nalgas en un dembow
cuando ya hemos pasado por los flechazos vaginales de algunos artistas pop.
El segundo ejemplo es la canción favorita
de mi madre de cuando ella era una joven muchacha. Mi madre tiene 55 años y me
explica que los golpes de barriga de Sandro eran el non plus ultra de la sexualidad latina en su época. Para quien no
se lleve el significado de versos como “Dame tu surco y dame vida”, este
significa que el desea que la joven le entregue su vagina. Me gusta utilizar
este ejemplo también porque el video deja bastante claro que calentarse con los
giros pélvicos de un artista u otro no es nada nuevo. Si tienes entre 22 y 40 años,
lo más posible es que la primera lubricación de tu madre se la causara este señor.
Es más, encuentro que es un paso hacia atrás el hecho de que hoy en día este
tipo de popularidad (la del artista que gusta principalmente por su habilidad
para erotizar todo lo que hace), es casi exclusiva a féminas diseñadas para
atraer los instintos bajos de consumidores masculinos. Los únicos artistas
hombres que se dedican al erotismo para consumo femenino trabajan para la
Corporación Disney y no son parte del enfoque de este ensayo.
El tercer ejemplo lo hago por dos razones.
La primera es que en verdad me encanta Blas Duran y todas sus obscenas y
vulgares letras de antaño. La segunda es para que vean cuantos dominicanos jóvenes
adultos de 1993 estaban aplaudiendo al buen Blas mientras le dice a su público
femenino que todas tienen un buen toto. Eso fue hace 21 años. El lector de blog
promedio tiene más o menos esa edad. Si piensan que lo que les quiero decir es
que su madre y padre los hicieron a ustedes después de oír “El Conejo de la
Vecina” y haberse bajado un Macorix, tienen toda la razón.
Ahora, es posible que me digas: “Pero
Roberto, mis padres no son de Guachupita, son de Piantini. La última vez que se
oyó a Blas Duran por aquí fue cuando paso un frutero en 1995. Además, lo que me
disgusta son las constantes referencias a drogas y abuso”.
Muy bien, tus padres te hicieron escuchando
“What is Love” en el asiento de atrás de un Caprice Classic, no hay problema.
Las referencias a consumo de sustancias, por otra parte, podríamos
clasificarlas como imperdonables. En nuestra sociedad infestada de consumo y
abuso, promover un estilo de vida disoluto puede considerarse casi un crimen. Además,
la música dominicana nunca hablaba antes de consumo de alcohol o drogas.
O es posible que sí. Claro, el enfoque es
diferente, pero hablar de beber romo es una afición de siglos en nuestras
tierras. La apertura a un mercado de consumo de drogas hace que la gente cante
de romo y drogas, no tiene nada de
arcano ni misterioso. Al igual que antes de hablaba de sentarse a botar las
penas de la lúgubre vida dominicana de los ochenta o a “tirar el peso
pa’rriba”, la música popular dominicana de hoy en día invita a lo mismo, pero a
través del lente de una juventud defraudada y mal educada. Mal educada no
porque sean odiosos, sino porque literalmente han sido educados en un sistema
risible y dominado por una cultura de abandono.
El tercer punto a discutirse es la falta de
“música” en la música del dembow. El repetitivo ritmo, taladrando tus sentidos
una y otra vez. Bueno, culpen a estos señores:
Esta pista paso de Jamaica a Panamá, a Puerto
Rico y a República Dominicana y su abuso ha sido causa del tormento de millones
de personas en los últimos 25 años. Claro esto no significa que la repetición
sea algo negativo:
Lo que quiero decir es que el problema del
dembow no es tanto la repetición, sino una falta de valor de producción que
repele al oído acostumbrado a producciones millonarias en estudios del exterior.
A falta de unas líricas de valor o un despliegue musical de calidad, tenemos
que enfocarnos en la subcultura visual que se nos presenta. Igual que a mi
abuelo no le gustaba que mis tíos tuvieran pelo largo o mi mama minifalda, a la
gente “normal” no le gusta ver personas en su disfraz de preferencia.
Entonces, lo más posible es que no sea la
sexualidad, ni las letras poco meritorias ni la falta de verdadera música. Es
posible que sea una simple combinación de todos estos factores. Es posible que
simplemente nos estemos poniendo viejos y no entendemos como a alguien le puede
gustar un pendejo que se ve así:
O un cuero que se ve así:
Mas recuerda, que a tu madre le gustaba un ‘pendejo’
que se veía así:
Y a tu padre un ‘cuero’ así:
martes, 8 de abril de 2014
La hermenéutica del mamaguebo
¿Qué es un
mamaguebo? El mamaguebo es una parte muy real y documentada del acervo cultural
dominicano. Nuestra historia esta plagada de estas personas, reconocidas como
los más viles de todos los subgrupos humanos. No me refiero, obviamente, a
personas que en hecho disfruten de succionar un pene, sino de los que disfrutan
de los penes metafóricos de la vida; el poder, la destrucción, el abuso, etc.
Mamaguebo es un titulo bastante fácil de soltar y aun más fácil de merecer,
pero los parámetros que rigen susodicho mérito nunca han estado bastante
claros.
Lo primero que debemos hacer es
estandarizar la ortografía, necesaria para una mejor comprensión del término.
Propongo la forma “mamaguebo” por encima de “mamaguevo”, esto se debe a 3
cosas:
a)”Guevo” es una hiper-correccion, ya que
la verdadera forma correcta de decirlo es “huevo”, y esta no forma parte del
epíteto utilizado comúnmente.
b) La pronunciación más común utiliza el
sonido bilabial sonoro de la B y no el de la V
c) A nivel hermenéutico, ‘mamaguebo’ ofrece
una idea mucho menos confusa de su significado: un termino peyorativo de
alcance social generalizado indicativo de las personas menos aptas (por causas
de deficiencia o elección) para una acción u otra.
Ya habiendo establecido, podemos dirigirnos
hacia el cuerpo de nuestro trabajo: establecer parámetros inconfundibles con
los cuales podamos designar a los mamaguebos. Esto se dificulta un poco, ya que
el abuso de una terminología vaga ha logrado que todos y cada uno de nosotros
haya sido designado como un mamaguebo (o peor aun, un BUEN mamaguebo) en algún
punto de nuestras vidas. En este caso, podemos ayudarnos un poco de algunos de
los paralelos internacionales. El “mamabicho” puertorriqueño, el “chupapijas”
argentino y hasta el “cocksucker” norteamericano; todos ellos comparten algunos
patrones de comportamiento fáciles de reconocer.
Otra estrategia a utilizarse es la vasta
experiencia del dominicano con grandes cantidades de mamaguebos durante su vida
promedio. También, como no, esta el auto reconocimiento de ser mamaguebo que
cada uno de nosotros debe hacer en algún momento y dar gracias de que, aunque
terrible, el ser un mamaguebo parece ser un estado transitorio y del cual puede
haber total recuperación.
Así pues creo poder empezar a enumerar
parámetros contra los cuales se puede medir el potencial mamaguebistico de una
persona u otra. Esta no es, obviamente, una lista completa, nunca podría serlo;
las acciones que rigen al mamaguebo están siempre afectadas por la temporalidad
y las fluctuaciones culturales del país (Las acciones de un mamaguebo en 1983 talvez ya no lo sean en
2014). Aun así, siéntanse libres de añadir cualquier parámetro ignorado por mi
parte en los comentarios.
Para mayor comodidad, creo que podemos
separar cada parámetro por categorías generales. En algún momento notarán la
palabra “BUEN”, escrita de esta manera. Esto, como todo dominicano debe saber,
solo designa un grado de potencia mayor a lo regular. Homologo de “gran” o de
“pedazo de” en otros lugares de América. Aquí vamos:
Vehicular
-El que rebasa por el lado por el cual tú
vas a virar en la carretera, es un mamaguebo (Puntos extra a los motoristas,
que no necesitan un carril para hacerlo)
-El que cree que el semáforo verde es
simplemente una recomendación y no una orden es un mamaguebo.
-El que comprende que Whatsapp y no el guía
es la herramienta de elección durante el manejo de un vehículo de motor es un
BUEN mamaguebo.
-El chofer de carro publico (a.k.a. concho)
que se mete en la apertura de 12 centímetros entre tu vehículo y el de al lado
es un mamaguebo.
-En algunas escuelas de pensamiento, se
considera a todos y cada uno de los motoconchistas como unos soberbios y
soberanos mamaguebos, pero eso es un tema a discutirse.
-El que, bajo su propia volición, crea un
carril extra en una carretera con líneas bien delineadas, es un mamaguebo.
-El que comprende que la velocidad prudente
para una avenida principal es 5 kilómetros por hora, es un mamaguebo.
-El ciclista que se pasa las leyes de
transporte bien por su sudada nalga es un mamaguebo.
-El chofer de guagua que se detiene 15
minutos en una calle vacía para esperar al fantasma de un pasajero es un
mamaguebo.
-El que sale a las 5:30 de su trabajo y se
la pasa tocando bocina como si eso aliviara la congestión vial es un mamaguebo
-En esa misma línea, aquel que no deja
pasar medio segundo para tocarte bocina cuando la luz cambia de roja a verde es
un mamaguebo.
-El AMET es un mamaguebo.
-El AMET que detiene a un delivery es un
BUEN mamaguebo.
-El peatón que cree que está rodeado de algún
campo de energía protectora, el cual lo hace inmune a que lo aplastes como
sapo, es un mamaguebo.
-El teniente y su séquito de guardias que
deciden hacer redada en el tramo más oscuro, desolado y tenebroso de una
carretera es un BUEN mamaguebo.
Laboral
-El jefe es un mamaguebo.
-El que le hace “el coro” al jefe es un
BUEN mamaguebo.
-El que decide que el acondicionador de
aire de una oficina debe estar a -32 C es un mamaguebo.
-El que se pasa haciendo comentarios soeces
acerca de mujeres, u otras razas diferentes a la predominante en el lugar de
trabajo es un mamaguebo.
-El cliente que utiliza tus servicios
repetidamente y repetidamente no sabe que debe hacer es un mamaguebo.
-Los niños pequeños en las tiendas NO son
mamaguebos. Sus padres, por otra parte, viven en riesgo constante de serlo.
-El supervisor que se preocupa por los
reglamentos más que por el sentido común es una especie particularmente nociva
de mamaguebo.
-El chismoso (a.k.a. calié) de la oficina
es un BUEN mamaguebo.
-El que compra una pipeta pero le duele
firmar cada cheque de sueldo es un mamaguebo.
-El que te cuenta acerca de sus vacaciones
en Miami o Barcelona o Florencia mientras tu “Guayas la yuca” es un mamaguebo.
-El que se alegra sobremanera cuando lo evalúan
con excelencia en un trabajo inconsecuente es un mamaguebo.
-El que pasa un memorando general en vez de
echar un boche particular es un mamaguebo.
-El cliente que te manda a sacar hasta a tu
abuela de su ataúd y al final no compra es un mamaguebo.
Político
-El que piensa que yo no me merezco ver el
atardecer porque tu valla es más bonita es un mamaguebo.
-El que no quiere que yo vea el número de teléfono
del taxi pintado en el palo de luz, porque su cara es especialmente regia es un
mamaguebo.
-El que en el DOS MIL CATORCE diga que este
país lo que necesita es un Trujillo es un ignorante y un BUEN mamaguebo.
-El que te responda cualquier interrogante política
durante los últimos 16 años con “¿Pero que hizo Hipólito?” es un mamaguebo a
carta cabal.
-El que se mete en una discusión política
seria entre adultos con “En el 1973, Balaguer le dio a mi abuela. . .” es un
mamaguebo.
-El taxista que es guardia retirado que te
regala su disertación acerca de la necesidad de caerle a batazos a los
estudiantes universitarios es un mamaguebo.
-Hipólito es un mamaguebo
-Leonel es un BUEN mamaguebo.
-Vincho es el ‘non plus ultra’ de los
mamaguebos
-El que acusa a cualquiera que escriba un
artículo que no sea oficialista de “coger dinero de las ONG” es un mamaguebo.
-El que vota por 500 pesos es un mamaguebo.
-El que cree en las credenciales políticas
de Margarita no es mamaguebo, es solo retrasado mental.
-El que ostente un cargo con sueldo alto,
vehículos, exoneraciones y viajes al exterior y se haga llamar Boschista es un
mamaguebo.
-El que afirme que “Yo no se de que se
quejan en este país porque. . .” es un extraterrestre y un mamaguebo.
-El que se merece su carguito/botellita por
su ardua labor yendo a caravanas y bebiendo Moet es un mamaguebo.
-El que vota por un PLD o un PRD y de verdad cree que
le va a pasar algo muy bueno, no es un mamaguebo, es un alma muy, muy, muy
triste.
-El que invoca a Peña Gómez, a Caamaño, a
Bosch o a cualquier muerto que en este preciso instante se está retorciendo en
su tumba es un mamaguebo.
-El negativo que cree que esto no tiene
arreglo soy, perdón, digo, es un mamaguebazo.
Espero con esto puedan empezar a
desmamaguebizar sus vidas y puedan ser adultos en pleno ejercicio de sus
derecho y responsabilidades. Recuerden que es una epidemia peligrosa esta la
que enfrentamos, y cada quien debe poner su granito.
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jueves, 27 de febrero de 2014
Duarte, Black Label y Mella
Yo no pretendía escribir nada este 27 de
febrero. Salí de mi casa a mi trabajo, feliz de que al menos hoy no habría tapón
en la ciudad, animado de que al menos me pagarían doble la jornada. Charlaba de
manera amena con mi esposa acerca de alguna pendejada sin importancia. En ese
momento llegamos a la esquina de la John F. Kennedy con Abraham Lincoln. Ahí,
entre ambos presidentes asesinados vi un anuncio muy interesante. Una valla de
una marca de whiskey bastante reconocida, con su logotipo y lema situados debajo
de una frase que me dejo bastante perplejo.
“De colonia a republica” leía el anuncio, seguido del lema de la
famosa marca de bebida alcohólica.
Lo siento, pero ese tipo de cosas son las
que me hacen ‘irme en una’ como dice el argot popular. Santo domingo español no
era una colonia, era una provincia de Haití. Aun si se estuviera hablando de la
colonia española, no se celebra el 27 de febrero ningún tipo de separación de
los españoles. Este tipo de revisionismo histórico no solo muestra una falta de
respeto a la historia sino un síntoma más grave a nivel de lo que llamamos
nacionalismo.
¿Cuáles son los verdaderos símbolos de esta
“nación independiente”? ¿Nuestro nacionalismo es acaso igual que el
nacionalismo gringo, una excusa para mover productos en el mercado? El
nacionalismo es, en mi opinión, una burla de las clases gobernantes a las
clases trabajadoras de todo el planeta. Pero, al menos, el nacionalismo en gran
parte del planeta se sustenta en la tradición, en ensalzar la cultura de tu
espacio geográfico como mejor que las demás. Se trata de glorificar lo tuyo y
los tuyos. De enseñar a las generaciones futuras la historia (real o falsa) de
tu nación.
Aquí (como en Estados Unidos, para que no
crean que acuso en el singular) el nacionalismo es comprar cerveza y comprar
whiskey escocés y comprar espagueti. Aquí el nacionalismo es desempolvar un
merengue de algún merenguero que ya no puede vivir de su música porque solo se
escucha en días patrios. Aquí el nacionalismo es venderte a un Duarte o a un
Mella o a un Sánchez que tan solo son frases prefabricadas en alguna oficina
del estado.
Es tan flácido, tan putrefacto el
nacionalismo dominicano que ni las leyendas patrias son proclamadas. La
historia nacional, la versión oficial tanto como la real, yace olvidada como un
muerto ajeno. Una cosa es que los españoles enseñen que ellos no mataron a los
indígenas americanos, o que los japoneses y alemanes den tintes rosados a su
historia de mediados del siglo 20. El sistema educativo dominicano ya ni se molesta
en mentirles a sus estudiantes. Retratos mal dibujados de Duarte acompañan
aforismos debiluchos y pseudo intelectuales en los libros de texto.
Beberse una cerveza hecha en el país no te
hace dominicano. Ponerle la bandera nacional en el culo a una mujer nalgona no
te hace dominicano. Si lo que más te hace de un lugar es hacer lo que más se
hace en ese lugar, lo mas dominicano es pasar trabajo y luchar por tu familia.
Pasar trabajo y luchar por los tuyos es de dominicanos, de puertorriqueños, de
chinos, de egipcios, y de eslovenos. Es de todos.
Manda al falso nacionalismo al carajo.
Beber cerveza y whiskey escocés se hace en todas partes.
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viernes, 21 de febrero de 2014
Viviendo en el vacío temporal de la periferia.
Aquí en la periferia, mi computadora es
vieja y mis dedos teclean sobre teclas desgastadas por el uso. En el centro,
los hechos las noticias ocurren a velocidades imposibles de seguir, infinitos
medios informativos llegando directo a la palma de tu mano. En la periferia
leemos el periódico, el cual siempre parece decir lo mismo, día tras día. Estoy
seguro que es así en toda la periferia, del otro lado del mundo y en cada
esquina del globo. De seguro en Bangladesh también sale en el periódico una
noticia relacionando el apartamento de un político con un narcotraficante. De
seguro en Rwanda sale semanal la versión local del Cardenal abogando contra la
criminalidad y la inmoralidad.
De seguro está detenido el tiempo en el
resto de la periferia, al igual que aquí, donde los sucesos se repiten uno
arriba del otro sin la más mínima respuesta.
En el centro todo ocurre y todo cambia y
todo pasa antes de que haya pasado. En el centro ya Venezuela se lanzo a la
guerra y los bonos de Puerto Rico son basura. La verdad es múltiple y digital e
imparable y mis sentidos de vil periférico solo pueden quedar inundados.
Conozco solo la verdad que me vende Facebook y los tristes aullidos de algún
twitero.
Las revoluciones y guerras se agarran de la
mano de descuentos de Amazon y me confundo y nada reconozco como cierto. ¿Y en
Dominicana qué? ¿Pasa algo en nuestro paraíso/infierno? ¿Te permites en tu
abyecto corazón periférico saber algo, salir afuera y ver, sentir o actuar;
rasgar la neblina del cuento? Nunca lo
he/has hecho, pero te prometo que existe, si existe una humanidad ahogada tras
los anuncios de descuento en Ágora Mall, tras los ‘jingles’ de la Sirena.
Estoy en la periferia, tecleo teclas
desgastadas en una computadora lenta, predicando humanismo en la “seguridad” de
mi hogar. En el centro definen, miden, calculan y expulsan, un millón de
expertos e investigadores dictaminando su vida. En la periferia me canso de
escribir para veinte o treinta amigos que hagan caso a mi perorata. En el
centro, divas sacarinosas te obligan a comprar teléfonos y te hacen llorar de
la alegría por ello.
No se si quiero estar en el centro o en la
periferia. No se si en verdad existan tales lugares. Solo se que de este lado
de la tierra, vivir se siente como mirar por una ventana casi cerrada forzando
la vista para reconocer la realidad al otro lado. Ya no es valido hablar de
tercer mundo, porque los mundos son ajenos los unos de los otros. Todo el mundo
se ve, todo el centro está visible ante nuestros desnudos ojos, reluciente,
descargando su desecho en nuestros hogares y haciéndonos odiarnos por no ser
como ellos.
No los odio. Ni siquiera se si son ese
problemático “otro” que tantos filósofos mejores que yo comentan. Lo que se es
que no los envidio. No quiero ser ellos. No quiero mirar de arriba hacia abajo,
con afán de pendejo salvador o comerciante de miseria. No quiero ser gringo británico,
ni gringo francés, ni gringo alemán, y mucho menos gringo gringo. No quiero ser
un descojonado socialdemócrata del trópico o un pensador de élite dominicano.
Creo que seré yo, tecleando teclas
desgastadas en una computadora vieja. Vil y abyecto a veces. Otras tantas
orgulloso hombre. Otras tantas seré como tu.
domingo, 1 de septiembre de 2013
Diez Mil Años.
Un amigo trajo a mi atención que hoy (1ro de
septiembre) es el aniversario del natalicio de Joaquín Balaguer. Es gracioso
que sea tal ocasión la que me anime a escribir una vez más, pero la inspiración
funciona de manera extraña a veces. Es extraña en verdad, como me pone a pensar
en el decrepito y marchito anciano (fue siempre viejo y marchito, hasta en su
mes de abril), con la república en sus manos durante décadas, vuelta lisiada y
despojada de todo crecimiento.
Pensar en Balaguer me recuerda una novela de ciencia ficción.
“Dios Emperador de Dune”, escrita por Frank Herbert. En esta, el personaje
titular; el Dios-Emperador de un imperio galáctico, transforma su imperio galáctico
de una poderosa institución universal a un débil y podrido estado. Los habitantes
del imperio son reducidos a clientes atrofiados de un estado absolutista, todo
hecho a propósito por el demente protagonista.
El ‘Dios-Emperador’ de Frank Herbert planea, a través
de la sistemática destrucción de la sociedad imperante, dejar al ser humano
libre de toda influencia que lo debilite, en un plan que tomará unos diez mil años
en completarse.
O también puede que esté totalmente loco y obtenga
placer del sufrimiento humano.
Traigo todo esto a colación porque en este país, en la República Dominicana, hay algunos que aun piensan en Dioses-Emperadores. Existe
la gente que clama por Balaguer, pensando que este poseía un conocimiento místico,
una verdad más allá de lo mortal, un plan de diez mil años que justificaría
todo el mal y todo el vicio al que este país fue sometido. Existen personas que
ven, con una marca particular de orgullo, como los otrora enemigos a muerte de
su momificado líder doblan la rodilla y abren la cartera para comprarlos. Como
el liderazgo de todo un país se vende como una prostituta en autopista al mejor
postor. Se unen, siguiendo un legado que solo está lleno de la sangre de
hombres mejores que ellos.
Es triste y deprimente ver como se enquista esta
creencia en la conciencia grupal dominicana. Como los emperadores de grandes
planes, los semi-dioses destinados al orgullo y la gloria aparecen una y otra
vez en la historia. A veces inteligentes, a veces carismáticos, todos pretenden
ocultar una verdad heroica. Balaguer se aferró de esa mística hasta su muerte,
dejando un país tan decrépito como el. Sus herederos, los embarazos no deseados
con que dejó preñado al PLD , se
han afanado en seguir su modelo.
Dioses-Emperadores, muertos de la risa en las
profundidades de palacio, haciendo creer que existe un plan de diez mil años el
cual liberará al hombre dominicano de la influencia de quien-sabe-donde.
Personajes que, si son leídos con franqueza, solo son locos embriagados de
poder y lujuria por el dinero. Protectores de una culocracia centenaria, diseñada,
no para liberar al hombre, sino para atosigarlo, como al ganso que va al
matadero.
EN el desenlace de la novela, el protagonista le
revela a su descendiente, su peor enemiga, que todo estaba planeado. Que la
muerte y el sufrimiento de la gente eran necesarios y que el futuro será mejor.
Los protagonistas de novela pueden hacer tales declaraciones sin mayor
problema.
Los protagonistas de la realidad, por otra parte, deberían
pensar mejor antes de glorificar las locuras cometidas en nombre del futuro.
domingo, 12 de mayo de 2013
El Mito del Prestigio
El prestigio es un mito. Se que estoy empezando por lo que usualmente es la mitad de un articulo, pero debo sacarme esa idea de la mente antes de poder seguir, de poder elaborar. El prestigio es un mito. Bueno, no es tanto un mito como una horrible idea (eso de que las cosas son tan reales como tanto crea en ellas la persona vuelve al prestigio una realidad). Es una horrible idea que vista desde un punto de vista critico no debería de ser.
Un poco de exposición. Me estaba dando una ducha para irme a la cama limpio. Durante susodicha ducha pensé en el día de trabajo que me espera mañana. Básicamente un día de trabajo completo, saliendo a las 10 de la noche de la oficina. Esa idea siguió en cascada junto al agua hacia terrenos más teóricos. Me llevo la mente hacia las desigualdades que sufren los que trabajan a un nivel menos especializado. Los obreros, los oficinistas, los campesinos. Todos ellos se verían (no solo en República Dominicana, sino en el mundo) en una mejor condición de vida si no estuvieran atados por varios factores socioeconómicos, uno de ellos lo que de repente me dio con llamar “Mito del Prestigio”.
La idea es más o menos sencilla. La persona promedio rechaza la noción básica de lo que es un modelo socialista/comunista. Aparte de las razones de adoctrinación ideológica, se les suma el hecho de que el individuo ve como injusto dar un mismo status social a personas de diferentes antecedentes educativos. En palabras llanas, la clásica frase de “Yo no me voy a fajar a estudiar 6 años de medicina para cobrar lo mismo que un campesino”.
Esa es una idea que me intriga, ya que supone varios argumentos que no me convencen de lleno. Está la idea subyacente de que el esfuerzo intelectual es de alguna manera más intenso y meritorio que el esfuerzo físico y moral. En la comparación anterior (un medico y un campesino) el esfuerzo académico/intelectual del medico generalmente se ve como superior, ignorando que durante ese mismo tiempo el campesino no solo hacia el esfuerzo físico de su labor diaria, sino el esfuerzo moral de mantenerse en el campo cumpliendo su trabajo en vez de buscar fortuna en algún otro medio.
Mientras el uno salva cientos vidas, el otro da de comer a miles. No trato de insinuar que perseguir una educación superior sea malo (todo lo contrario, es un esfuerzo encomiable), lo que trato de decir es que al final del día ambos son igualmente importantes en el entretejido de una sociedad humana avanzada. Al punto que llego es que esta superioridad, este prestigio asociado a las labores especializadas hace más daño que bien.
Esto es bastante difícil de eliminar, más en una nación como la nuestra, en la cual los títulos; sean educativos, militares u honoríficos, son preponderantes. ¿Será acaso posible eliminar a los “Dr.”, “Ing.”, “Col” y “Sen.” del frente de los nombres de las personas? ¿Permitirá acaso un diputado, o un general, que se le llame como a cualquier otro?
Un poco de exposición. Me estaba dando una ducha para irme a la cama limpio. Durante susodicha ducha pensé en el día de trabajo que me espera mañana. Básicamente un día de trabajo completo, saliendo a las 10 de la noche de la oficina. Esa idea siguió en cascada junto al agua hacia terrenos más teóricos. Me llevo la mente hacia las desigualdades que sufren los que trabajan a un nivel menos especializado. Los obreros, los oficinistas, los campesinos. Todos ellos se verían (no solo en República Dominicana, sino en el mundo) en una mejor condición de vida si no estuvieran atados por varios factores socioeconómicos, uno de ellos lo que de repente me dio con llamar “Mito del Prestigio”.
La idea es más o menos sencilla. La persona promedio rechaza la noción básica de lo que es un modelo socialista/comunista. Aparte de las razones de adoctrinación ideológica, se les suma el hecho de que el individuo ve como injusto dar un mismo status social a personas de diferentes antecedentes educativos. En palabras llanas, la clásica frase de “Yo no me voy a fajar a estudiar 6 años de medicina para cobrar lo mismo que un campesino”.
Esa es una idea que me intriga, ya que supone varios argumentos que no me convencen de lleno. Está la idea subyacente de que el esfuerzo intelectual es de alguna manera más intenso y meritorio que el esfuerzo físico y moral. En la comparación anterior (un medico y un campesino) el esfuerzo académico/intelectual del medico generalmente se ve como superior, ignorando que durante ese mismo tiempo el campesino no solo hacia el esfuerzo físico de su labor diaria, sino el esfuerzo moral de mantenerse en el campo cumpliendo su trabajo en vez de buscar fortuna en algún otro medio.
Mientras el uno salva cientos vidas, el otro da de comer a miles. No trato de insinuar que perseguir una educación superior sea malo (todo lo contrario, es un esfuerzo encomiable), lo que trato de decir es que al final del día ambos son igualmente importantes en el entretejido de una sociedad humana avanzada. Al punto que llego es que esta superioridad, este prestigio asociado a las labores especializadas hace más daño que bien.
Esto es bastante difícil de eliminar, más en una nación como la nuestra, en la cual los títulos; sean educativos, militares u honoríficos, son preponderantes. ¿Será acaso posible eliminar a los “Dr.”, “Ing.”, “Col” y “Sen.” del frente de los nombres de las personas? ¿Permitirá acaso un diputado, o un general, que se le llame como a cualquier otro?
No me engaño, lo dudo mucho. Pero es mi artículo y me puedo permitir fantasear. Eliminar los títulos del frente de cada quien. Dar igualdad de tributo al obrero y al ingeniero. Ir más allá. Eliminar la creación de “profesionales” en las instituciones educativas. Dar mejor un énfasis en la formación de personas, todas iguales en calidad de formación y respeto hacia en humano. Dejar la noción tonta del prestigio del titulo, del diploma, que supone suficiencia y autoridad.
Después de eso cerré la ducha. Me sequé. Corrí, inspirado hacia la computadora. Empecé a escribir.
“El prestigio es un mito. Se que estoy . . .”
“El prestigio es un mito. Se que estoy . . .”
jueves, 18 de abril de 2013
Verborrea
La
conciencia escribe pero no se a donde me lleva solo se que cuando me quejo es
simple la perdida de mi vista hacia lo infinito de la creación humana socavado
el pueblo sufriendo hundido bajo la maleza de una jungla eterna, caminante
eterna bajo matorrales de miles invisibles ladrones comiendo tu comida,
bebiendo tu vino, tomando a tu mujer del pelo y golpeándola como un juguete
roto sin valor y sin certeza haciendo el mal sin darse cuenta que es a si mismo
a quien se golpea haciendo el mal a cada hombre y mujer del planeta de un mundo
que no entiende como es que sigue tirando al mar basura y quemando cada metro
cuadrado de bosque cada centímetro o pulgada sin importar como se mide sino
sabiendo que es lo que sucede cada momento cada segundo cada instante de música
que escucho en mis oídos y pierdo el camino de esta avalancha de pensamientos
que no controlo que no puedo mas que verbalizar como la diarrea como el vomito
violento como una violación del espíritu que ya no escuchamos al cual tenemos
olvidado en nuestro sótano inmemorial, entre las piernas de un podrido sistema
que no se cansa de engañar o mentir solo martilla tu cabeza o mi cabeza o su
cabeza con torrentes de pensamientos creados para morir invictos sin oposición
que la mencione o le diga ‘ya basta’, detente, solo sigue y sigue sin parar
avasallando al pobre al mediano engordando al rico al más violento al más
virulento en su casa en nuestro camino cuando dejamos de comprender lo que nos
pasa como pueblo somos victimas de nuestra propia soberbia y nuestra lenta
evolución como pueblo de dinero en vez de pueblo de ideas o pueblo creador
dinero es lo que buscamos entrelazados como migajas de un pan desecho el cual
se horneo para que solo comieran los blanquitos del norte o los mas fieros de
la nuestra tierra verde pero ya no verde marrón como la tierra quemada hasta
volverse lo más yermo e inhabitable de todas las tierras de la América
confundida en el regazo del planeta, una América sin amigos sin ceguera que la
defienda, ya consciente de sus errores pero cometiéndolos sin cesar imparable
en su revuelco hacia una perdición manufacturada en casa, izquierda derecha
centro arriba y abajo mezclados en el lodo de solo dinero poder y flores de
juventud destrozada por miseria y hambre tanta hambre en el esto mago de un
pequeño niño pobre de todos los colores pero más y más negro que lo que quieren
que sea con un terrible acento para los que reclaman la sola pureza inexistente
e irreal de una vida sin amigos solo enemigos que te rodean y te vuelven un
ermitaño insolente y terrorífico a los ojos de la materia los ojos del hombre
los ojos de Dios olvidado acaso por quienes lo nombran como su salvador eterno
igual olvidado que el hombre que le da la gloria igual olvidada la mujer
sufriente por el maltrato y el niño sin país sin terruño que llamar propio y
sin amor sin amor ha nacido tanta gente sin amor que le forme o le cree, sin
amor al que decir ‘te amo’ sin amor nacido en mundo que para el es todo gris y
claroscuro, por eso digo que dejes libre
alguna idea sencilla y la desdobles y la vuelvas tu ira contra las venas llenas
de petróleo toma una idea y hazla acción a favor nunca en contra hazla a favor
de vivir y amar y dar y trabajar y tener paz y dar a los demás no lo que te dan
sino lo que quieres recibir dalo dalo dalo todo y cada segundo no sufras por
sufrir sufre para dar vida y gloria y amor la gente no a la patria o al mundo a
la gente solo a la gente.
Solo a la
gente.
jueves, 21 de febrero de 2013
Picadillo de Pensamiento
El hombre crea su mundo. Si no existe la conciencia humana entonces es
imposible para el mundo existir, ya que este existe en función de la conciencia
creativa. Por existir me refiero a que sin la dirección de una idea y una
acción que lo formule, el mundo termina siendo una pila de átomos indefinidos.
El mundo, no solo la materia que lo forma, sino el mundo como expresión de
nuestro entorno a todos los niveles humanos, depende de nuestra interacción con
el. En respuesta a esto, la humanidad se sostiene (y se diferencia de otras
criaturas vivas, dicho sea de paso) gracias a la susodicha interacción. En
otras palabras, nosotros creamos al mundo, y el mundo, sobreviviéndonos
individualmente, crea también al individuo.
Tal
continuidad es el hito mas poderoso del ser humano, la creación de una
construcción ideológica/física que define al universo material y a la vez hace
que este lo defina a el. Una continuidad desatada por un desarrollo de la
corteza cerebral antes no visto en criatura viva alguna (conocida, claro está).
Queda
expuesto de manera evidente, entonces, que dicha continuidad de construcción
depende de las acciones sociales, de manera primordial.
Los avances
científicos, el estudio teológico o filosófico, el desarrollo de las artes;
todas las vertientes de lo que se conoce comúnmente como conocimiento humano
son venas que llevan la sangre al corazón que es la sociedad en si. Que no se
malentienda, el individuo es el “átomo” de la sociedad, pero la incapacidad
intrínseca del individuo de tener continuidad desprovisto de la sociedad hace
que la colección sea el verdadero agente operativo.
Me adentro
en este argumento como punto de partida ya que es para mi básico entender que
nuestra existencia es resultado de una delicada gama de hechos, ideas y acciones
afectadas todas por todos los otros seres
humanos existentes.
El peligro
de este pensamiento es que podría parecer que justifica cualquier acción de
suficiente largo alcance, ya que seria una “acción social”, y por ende,
necesaria. Esto se ha intentado numerosas veces en la historia humana,
justificando masacres, crímenes y crueldades varias como parte de un mayor
“plan social”.
La verdad
es que en esos casos la acción solo se justifica en círculos sociales cada vez
más pequeños. Claro que si es justo y necesario para la elite de un gobierno un
acto criminal como la corrupción y el lucro con el dinero del estado. Solo
tienes que abrir el círculo hacia la población en general y te das cuenta de
que esto es nocivo para la sociedad, y así, por ende, para la continuidad de
esta.
Por eso es
que, sin entrar en argumentos teológicos (que para mi son válidos, pero eso es
otro articulo), podemos llegar a la conclusión de que existen acciones nocivas
para la sociedad en conjunto, en algún grado o forma, las cuales solo tienen
como resultado la alineación de individuos pertenecientes a esta. En otras
palabras, cada vez que un político consigue un contrato injusto de construcción
se vuelve más débil la continuidad de la sociedad humana. Cada vez que Vakeró
le da golpes a Martha y ella cae presa por drogas (mientras nosotros
observamos, embelesados como idiotas) se debilita la construcción de la
realidad a nuestro alrededor. Cada vez que se permiten abusos como en Bahía de
las Águilas, permitimos la destrucción,
poco a poco, del mundo como función de la voluntad creativa humana.
Así que, no
permitas que el mundo se desplome a nuestro alrededor, transformado en una
simple masa de átomos sin razón. Ponte de pie y actúa, acusa al que quiera
destruir a la sociedad. Detén al que roba, al que mata, al que abusa, al que
socava. El destino de todo el universo humano está en tus manos.
martes, 11 de septiembre de 2012
Las Dos Torres
Creo que es casi obligatorio pronunciarse el 11 de septiembre. Es una de
esas cosas que ha perneado la conciencia colectiva del hombre y se ha
transformado para acomodar todas nuestras teorías. Es un momento catastrófico,
pero mutable, siendo lo que todos y cada uno quiere que sea. Es una
conspiración para aquellos quienes más dudan de la “bondad” estadounidense. Es
una justificación, para aquellos quienes desean armar guerra contra un mundo árabe
ajeno a su voluntad. Es una tragedia para los que perdieron algún ser querido.
Con cada año que pasa, todos estos puntos de vista se vuelven más y más verdad,
quedando mezclados y entrelazados en el mito.
¿Qué paso
el 11 de septiembre del 2001? ¿Que pasó en realidad? ¿Acaso sabremos firmemente
quien es el villano tras nuestras salvajes ideas y teorías?
Yo no
quiero saber. A mi no me interesa quien mando halar el gatillo. Esto es porque
no importa quien haya sido. Que si estadounidenses, yihadi, sionistas o
saudíes; es irrelevante. Es un buen momento para que todos se pongan de pie y
acepten la culpa en grupo. Sí, es culpa de la cúpula de poder estadounidense,
por meterse de manera constante y violenta en los asuntos del Medio Este. Es
culpa de los extremistas musulmanes, quienes creen comprar el cielo con
cadáveres. Sí, es culpa de los israelíes, por sostener la violencia y la
intolerancia desde que les regalaron la tierra de otra gente. Sí, es culpa de
saudíes, por prestar sus vastos recursos a una campaña de destrucción y muerte.
Es la culpa
de todos y cada uno de ellos. Es el resultado de diez lustros de odio e
intolerancia en la zona más volátil del planeta. Lo grande en verdad es que no
hemos aprendido nada del suceso. Gringos y Yihadi aun se odian a muerte, aun
tratan de determinar el destino del otro. El resto del mundo los mira silentes
y rogando que este baile termine como en los tiempos en que los “malos” vivían
en Moscú. Final por agotamiento.
Pues yo no
quiero repetición de finales. No quiero que la paz llegue porque se dieron
cuenta de los muertos en su pasado, de lo horrible de su baile. Quiero que
mejor miren a su alrededor y se den cuenta los lideres de que sus gentes ya no
creen en la razón de su lucha. Quiero que se vean solos y comprendan que la
gente ya no baila ese tango que solo termina en ruina. ¿Cómo podemos
asegurarnos de que así sea? El que al menos una vez haya leído este blog sabe
por donde me estoy yendo.
Debemos ser
entonces líderes en el ejemplo, mientras los líderes en la palabra se enfrascan
en diatribas insensibles. No es necesario estar en Estados Unidos o en una nación
Islamita, podemos dar ejemplo desde aquí, desde donde sea que estemos.
Desamárrate del prejuicio contra tu vecino. Busca un estadounidense (si eres musulmán),
o un musulmán (si eres estadounidense) y dale cariño. No, no le des cariño,
dale amor. Enséñale que tú no eres una simple etiqueta. Que eres una persona
igual que el o ella, y que tu corazón late igual de rápido cuando sientes.
Si no eres
de ninguno de esos dos grupos; si, digamos, eres como yo, antillano, pues entonces
busca a tu “contrario”. Busca al otro. Al que no te cae bien. Al que su raza o
su religión o su costumbre te disgustan. Búscalo y se su amigo. Búscalo y dale
la mano. Búscalo y cásate con el. Aprende que la gente es gente y es gente, no
importa de donde vino o como llego donde está. Ayuda a que, a través del mundo,
los que aun odian entiendan que no odiar es netamente posible.
En este día
lo importante no es recodar que Estados Unidos se metió en Hiroshima o que el
karma universal nos llega a todos. Este día lo importante es recordar que miles
de personas murieron hace once años, por culpa de todos nosotros. Tuya y mía.
Por ignorar el odio en los demás y no tratar de sanarlo.
Esforcémonos
para hacerlo ahora.
lunes, 9 de julio de 2012
Un BBM para García
-klk manin
-ke tu hace?
-na, aki manso
-Oye, yo kiero ke tu me hagas un favr plz
-?
-yo necesito que tu me ayude con algo
-aja, dime
-loco tu puede pretarme el carro?
-pa ke?
-na, pa ir a buscar una vaina ahi
-aja, ke vaina?
-na loco, una vaina
-ok. no
-como asi?
-note puedo dar na si no me dice
La obediencia es una virtud. El ser humano con obediencia y orden logra separar lo necesario y lo innecesario de su vida. Cuando nos falta la obediencia y estamos ensimismados o enamorados de nuestra propia importancia, podemos dejar de ver lo que es la verdad. No hablo de obediencia a códigos ni a personas. Hablo de obediencia a la justicia. Obediencia a una ética desarrollada en el interior.
Lo que no es virtud es una obediencia ciega. Una respuesta afirmativa solo para aplacar el ego de una persona. Cuando un hombre o una mujer se rinden de esa manera a los designios de un otro, la obediencia deja de ser virtud y se vuelve debilidad. No importa que quien mande tenga buenas intenciones o designios. No importa que solo se haga para evitar un mal. No importa que se alegue ignorancia o incompetencia. Una persona debe siempre medir lo que se le pide contra su compás interior.
O es posible que no lo tenga. Que no haya un pequeño grillo actuando de consciencia. Es posible que esta persona se niegue a hacer lo correcto, solo por seguir la linea de algun superior o institución. Ley por encima de Justicia.
Pues yo digo que no debe ser. El ministro no debe seguir ciegamente al gobernante. Es su deber dudar, criticar y sospechar. Pues también este debe ser dudado, criticado y sospechado. El feligrés debe enfrentar a su pastor, investigar y rebuscar en su mensaje. No es ser rebelde "porque sí". Es tomar las riendas en las relaciones de poder que han sido la debilidad de nuestro estado durante toda la existencia nacional.
Es muy bueno que nos digamos que tenemos que trabajar; pero recuerden que no es solo el sudor de la frente lo que nos hará mejores como país. También es supervisar a nuestras figuras gobernantes. Es que la gente no solo obedezca, sino que valore. Que eduquemos a todo el dominicano, joven y viejo, negro y blanco, mujer y hombre, a poder hacer ese juicio de valor a lo que si debe ser juzgado; dejando atrás los gastados prejuicios.
No es solo seguir la instrucción al pie de la letra. Es poder decidir si eso está bien o mal.
Es dejar un poco al lado la ley y enfocarnos en la justicia.
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