Me encanta criticar a los demás. Es un fallo de mi
personalidad. Me siento dueño de un buen juicio y una boca locuaz. Que sea así
o no no viene al caso. Lo que si importa es que estoy consciente de que eso está
mal. Pasar juicio es un acto muy humano, pero a la vez muy peligroso. ¿Cuándo
es que se debe dar voz al juicio propio y cuando se debe dejar de lado la opinión?
La respuesta simple es siempre. Pero no es por ahí que
voy. Pregunto porque las palabras son las que moldean las ideas. Incontables
millones de palabras florecen en billones de bocas, y todas ellas crean ideas
en las mentes de quienes las escuchan, No me refiero a inspiración ni al
desprecio; me refiero al simple hecho de que una vez que las letras trascienden
al labio, estas quedan prendidas al mundo. Quedan como minas, esperando
impactar la conciencia del interlocutor.
En ese momento, nos llega la terrible realidad de que
nada en el mensaje nos dice que es bueno o que es malo.
Por eso me preocupo. La responsabilidad de la palabra
escapa casi siempre al que habla. Las repercusiones sociales de una boca que
critica sin criterio son gravísimas. Recientemente, un joven dominicano fue
asesinado en la capital. Noten que horrible suena ese sencillo enunciado.
Ahora, añádanle matices. Digan como era su pelo (largo). Digan como era su piel
(tatuada). Enfaticen el sitio (discoteca). El mensaje final (que fue el que nos
metieron por ojo y nariz en los periódicos de circulación nacional y los
noticiosos televisados) es uno que solo le falta la acusación directa para
decir que merecía las 27 puñaladas.
“Ah, es que no era fácil” es lo que de repente aparece
en la mente de una persona. Ya esa persona fue incitada por sus sensibilidades.
Esa persona probablemente intente propagar este pensamiento. Al final, un
ensordecedor ruido mediático ahoga el simple hecho de una vida cegada.
Yo mismo reconozco que soy culpable de este crimen. En
este mismo blog ni más ni menos. No veo solución al dilema por parte del que
critica. La opinión es un derecho, no importa cuan venenosa sea. Decirle a
alguien que no puede hablar es igual de criminal que llenar a alguien de
mentiras.
Entonces, ¿Cómo discernir? ¿Cómo saber de que flotador
agarrarse en un mar bastante turbio y traicionero? ¿Cuál verdad escoger dentro
de todas las verdades?
Lo primero que puedo sugerir es leerlo todo. Alguien
les dirá que matar a una persona no es tan malo si esta es de dudosa fibra
moral. Lean esa opinión. Analícenla. Ahora lean esta: Justificar la violencia
con la apariencia exterior de una persona es cruel, incorrecto e ilegal. Noten que el enunciado más débil es el que
lanza suposiciones vagas e incita a la violencia y a la exclusión. Ahí está,
entre esas palabras, uno de los mejores refugios del receptor de ideas. Cuando
tengan dudas y no sepan cual es la verdad. En el momento de mayor
susceptibilidad, acepten la idea que sea justa. La idea que sea caritativa para
con todos, y trate a todos por igual.
Reforma migratoria. ¿Expulsión o integración? Derechos
del homosexual. ¿Valoración o rechazo? Violencia contra la mujer. ¿Tradición de
silencio o acción y educación? En cada caso que trasciende, en cada palabra
inundada de sentido, inclínate hacia las palabras que quieren dar y no quitar.
A las palabras que unen. A las palabras que quieren que despiertes y te lo
piden con argumentos, no con gritos desgarradores llenos de odio o apatía. Inclínate
hacia la verdad. No se si te haga libre. Lo más posible es que te robe el
descanso. Pero vas a estar despierto.
Y al que está despierto no lo cogen de pendejo.
Corroboro con usted Roberto. Para muchos le es mas facil creer que pensar y/o analizar, a esa "comodidad" se debe que estemos sumidos en la ignoracia, la cual produce la pobreza social. Rep. Dominicana necesita de hombres y mujeres que no se compren ni se vendan, quienes permanescan a diestra y siniestra de la verdad y la justicia.
ResponderEliminarNuestras palabras deben ser el agual que riega el cultivo de la sana convivencia y las buenas costumbres....Alfredo Oguisten www.reconoci.do t: @Alfredo0285