San Ignacio y sus Ejercicios Espirituales son utiles hasta fuera de su contexto religioso |
Es algo natural esto, que de repente te adentres en aguas profundas, sin querer. No importa, mientras estés pensando TU, esta bien. Mientras tu cabeza genere tus pensamientos, no tienes ningún problema. No digo que no pienses en algo que haya hecho o descubierto algún otro, o en la interpretación de un pensamiento realizado por otra persona. Solo digo que le des tu toque individual. Ya posiblemente estas sentado en una banca, o en una mesa, o en el sofá de tu casa, y a tu alrededor se han congregado dos o tres personas. Nota con expresión risueña en tu cara la incredulidad de tus congéneres. Confundidos ante una actitud que durante siglos ha sido vedada, prohibida y violentada por las clases dominantes.
Tanto ha durado la prohibición al pensamiento humano (dependiendo de su posición geográfica y su clase social), que nos es extraño ver a una persona pensando. No les hablo de pensamiento moral, cívico o ético. Les hablo del simple hecho de pensar, reflexionar, de 'darse cuenta' de las cosas.
Les recomiendo que hagan el ejercicio. Comenzaran con las deudas que tienen que pagar. Pasaran por el baseball y su canción favorita. En algún momento, darán un salto, imposible de detectar, hacia el futuro de sus hijos. Pensaran en si van a tener hijos o no, en donde, y de que manera. Pensaran en que este país, no, este mundo le hace falta algo para usted poder estar bien. Siga pensando cuando llegue ahí. Piense hasta que crea que esta entrando en el absurdo. Piense hasta que las ideas le parezcan nada mas que un sueno sin las posibilidades más remotas.
Entonces, en ese momento, deje de pensar. En ese momento, levántese de su sofá, deje de estar quieto y en silencio. En ese momento, salga, de un grito, y actúe.
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