Últimamente estoy lleno de preguntas, pero esta me intriga con su profundidad. Cada nación, cada cultura tiene su ideal de formación básica, mediana y superior. Una mezcla subjetiva, viviendo siempre en el contexto temporal y geográfico en que se esté. Aprenden nuestros jóvenes lo necesario para vivir y progresar. Podemos decir que es esto universal. Ocurre en todas las naciones del mundo. Aún aquí en Dominicana.
Cierto.
¿Cierto?
Me preocupo por República Dominicana. Me preocupaba antes como al hijo que ve a su padre derrotado. Hoy me preocupa como al padre que ve a su hijo perdido entre las sombras. y esto me pasa porque no pasa un día sin que vea como muere un poco más la educación dominicana. Es una cuestión complicada, una hidra de nueve cabezas. Cortas una problemática cabeza y dos emergen en su lugar. No es una enumeración sencilla (ni completa), pero creo identificar algunos puntos principales.
Primero esta el problema estructural. Simplemente no existe suficiente infraestructura para darle un espacio digno al estudiante. No adecuado. Digno. Quien no ha visto un estudiante cargando un bloque de cemento no reconoce la diferencia. la nación, aun con la plétora de aulas que se entregan en cada elección, esta falta de espacios dignos de aprendizaje.
Segundo esta el problema formativo. ¿Quienes son los que educan a nuestros hijos? ¿No creen que si pedimos ver diplomas en las paredes de nuestros médicos e ingenieros, también deberíamos hacerlo en las de nuestros profesores? ¿No creen acaso que deberíamos pagarles más que la penosa miseria que les pagamos? ¿ Cómo se puede pedir un joven adulto responsable si el primer modelo que le ofrece el estado es un penoso espectáculo de miseria y apatía?
Tercero está el problema de contenido. Aquí es que la discusión toma un tono macabro. Cualquier educador que se respete le puede atestiguar que la calidad del programa educativo es simplemente patética. Las materias que cursan nuestros jóvenes corren la gama desde anticuadas hasta engañosas. Libros de texto rellenos de mentiras históricas, reliquias del trujillato. Cuadernos llenos de errores, productos de una falta de interés de los ministros y empleados responsables.
Pero este no es el verdadero punto de mi discurso. Me atrevo a ir un poco más allá y decir, "¿es esto todo lo que necesita un niño para ser un hombre?". No un niño cualquiera tampoco. Un niño dominicano, con los problemas intrínsecos de la dominicanidad.
Nuestros niños merecen un programa más completo. Un programa que integre no solo el conocimiento científico y natural, sino que se enfoque en nuestro lado mas flaco: el ético y filosófico. La cívica, harto ignorada y vuelta un chiste, debe ser arrastrada de su marasmo del siglo XIX. Si las matemáticas y las ciencias naturales te hacen conocer la naturaleza, la ética y la filosofía te hacen comprender la realidad. No hablo de meditaciones rumiantes. Hablo de verdad. Hablo de justicia. Hablo de discernimiento.
Háganle caso, la comprensión es tan importante como la idea. |
¿A qué se debe la resistencia entonces? ¿Por qué no quieren los que mandan que tus hijos sean personas completas, capaces al menos de una hermenéutica básica dentro de su entorno social? ¿Acaso es tan simple como que "el bruto es más fácil de comprar"? ¿Llega acaso a que "el formado a medias lo completa cualquier cosa"? Debemos esforzarnos por darles un futuro a nuestra juventud. Ese futuro no esta en una computadora dentro del aula. Ese futuro esta en reconocer que solo una educación fundamentada en la libertad (y la defensa de esta) puede rescatar a un país.
Si cuentas los signos de interrogación en este magro articulo te das cuenta que son muchos. Eso es porque en términos de la educación de la nación dominicana, existen más interrogantes que respuestas. Si al menos tu y yo no las podemos responder, ¿no crees que seria bueno darle a tus hijos las herramientas para hacerlo?
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