jueves, 21 de febrero de 2013

Picadillo de Pensamiento


El hombre crea su mundo. Si no existe la conciencia humana entonces es imposible para el mundo existir, ya que este existe en función de la conciencia creativa. Por existir me refiero a que sin la dirección de una idea y una acción que lo formule, el mundo termina siendo una pila de átomos indefinidos. El mundo, no solo la materia que lo forma, sino el mundo como expresión de nuestro entorno a todos los niveles humanos, depende de nuestra interacción con el. En respuesta a esto, la humanidad se sostiene (y se diferencia de otras criaturas vivas, dicho sea de paso) gracias a la susodicha interacción. En otras palabras, nosotros creamos al mundo, y el mundo, sobreviviéndonos individualmente, crea también al individuo.

Tal continuidad es el hito mas poderoso del ser humano, la creación de una construcción ideológica/física que define al universo material y a la vez hace que este lo defina a el. Una continuidad desatada por un desarrollo de la corteza cerebral antes no visto en criatura viva alguna (conocida, claro está).

Queda expuesto de manera evidente, entonces, que dicha continuidad de construcción depende de las acciones sociales, de manera primordial.

Los avances científicos, el estudio teológico o filosófico, el desarrollo de las artes; todas las vertientes de lo que se conoce comúnmente como conocimiento humano son venas que llevan la sangre al corazón que es la sociedad en si. Que no se malentienda, el individuo es el “átomo” de la sociedad, pero la incapacidad intrínseca del individuo de tener continuidad desprovisto de la sociedad hace que la colección sea el verdadero agente operativo.

Me adentro en este argumento como punto de partida ya que es para mi básico entender que nuestra existencia es resultado de una delicada gama de hechos, ideas y acciones afectadas todas por todos los otros seres humanos existentes.

El peligro de este pensamiento es que podría parecer que justifica cualquier acción de suficiente largo alcance, ya que seria una “acción social”, y por ende, necesaria. Esto se ha intentado numerosas veces en la historia humana, justificando masacres, crímenes y crueldades varias como parte de un mayor “plan social”.

La verdad es que en esos casos la acción solo se justifica en círculos sociales cada vez más pequeños. Claro que si es justo y necesario para la elite de un gobierno un acto criminal como la corrupción y el lucro con el dinero del estado. Solo tienes que abrir el círculo hacia la población en general y te das cuenta de que esto es nocivo para la sociedad, y así, por ende, para la continuidad de esta.

Por eso es que, sin entrar en argumentos teológicos (que para mi son válidos, pero eso es otro articulo), podemos llegar a la conclusión de que existen acciones nocivas para la sociedad en conjunto, en algún grado o forma, las cuales solo tienen como resultado la alineación de individuos pertenecientes a esta. En otras palabras, cada vez que un político consigue un contrato injusto de construcción se vuelve más débil la continuidad de la sociedad humana. Cada vez que Vakeró le da golpes a Martha y ella cae presa por drogas (mientras nosotros observamos, embelesados como idiotas) se debilita la construcción de la realidad a nuestro alrededor. Cada vez que se permiten abusos como en Bahía de las Águilas, permitimos la destrucción, poco a poco, del mundo como función de la voluntad creativa humana.

Así que, no permitas que el mundo se desplome a nuestro alrededor, transformado en una simple masa de átomos sin razón. Ponte de pie y actúa, acusa al que quiera destruir a la sociedad. Detén al que roba, al que mata, al que abusa, al que socava. El destino de todo el universo humano está en tus manos.