lunes, 10 de noviembre de 2014

La buena teta y sus malos hijos.

Tengo un bebé de un mes de nacido. Nada mantiene a mi hijo más tranquilo que estar pegado de su teta. En el momento en que es despegado de susodicha teta, mi hijo grita de una manera desconsolada, hasta se podría decir de manera iracunda. Llora porque se le ha quitado lo único que conoce le pertenece en esta vida, lo único que le da sentido a su existencia. Llora porque está incomodo con nuestro manejo inexperto de padres primerizos y quiere simplemente mamar hasta el fin de los tiempos, libre de cualquier control parental.

Se podría decir que, si este no viniera de un niño pequeño, el comportamiento aquí descrito es uno engreído y egoísta. Ser egoísta y engreído es un rasgo de supervivencia en un bebé, quien necesita estar mamando todo el día para crecer y hacerse fuerte y sano. Ya cuando va avanzando en edad es necesario destetar. Así se ayuda a formar esa identidad propia, libre del seno materno que será la personalidad firme y establecida del niño/a. Nunca he escuchado de casos en el cual no haya destete, el niño siendo niño por toda una vida hasta lo infirme de la vejez, cuando la teta este muerta y seca y el niño anciano y moribundo.

Excepto que obviamente lo he escuchado y visto con mis propios ojos.

Aunque se que a muchos les gustaría más una comparación con un impávido pene erecto, la verdad es que esta República Dominicana se compara más fácilmente con una teta, tumefacta y llena de leche. A esta teta es derecho y menester estar pegado durante los años formativos, la infancia, la niñez en el colegio, la juventud universitaria. Pero después de esa edad es sin lugar a dudas un acto engreído y egoísta mantenerse pegado de la teta nacional.

Aparentemente el sabor de la leche que mana del poder es tan dulce que enloquece los sentidos de sensatos y criminales. Hombres supuestamente demócratas han sabido durar décadas aferrados al poder, adictos a la ambrosía que es ser presidente de la república. No solo eso, sino que se ceban con la leche de manera tan obvia y grosera que esta les sale de cada orificio corporal.

Vivos ejemplos hemos tenido en las pasadas semanas, cuando los testaferros de Leonel Fernández callan, golpean y maltratan gente por el simple hecho de expresarse en contra del otrora emperador nacional. Paleros (en pleno siglo XXI) los cuales con sus actos revelan que obviamente maman también su dotación de leche, en dosis de 500, 1,000 o 2,000.

Pero no solo podemos acusar a los sapos coprófagos del estado de acaparar la leche de nuestra bien amada teta. Fuimos nosotros mismos los que los instalamos bien agarrados del pezón, dispuestos a vender nuestra dotación por una lamida directa sobre su piel alucinógena. Vendimos nuestro patrimonio a unos sapos que hoy día todavía no paran de croar su preponderancia y su libre conciencia ante un pueblo lleno de niños flacos y brutos que nunca tuvieron acceso a esa leche materna-nacional.

Y para colmo quedan adictos al sabor amargo de los desechos corporales del ex emperador que claman como leprosos deseosos de tocar el manto de Jesús para que vuelva a morder el pezón de la patria, a sacarle ya un poquito de sangre porque leche no le queda desde que su séquito la mamó directa de los poros de el. Gente no conforme con que el presente emperador siga el esquema de empobrecimiento y robo velado por circo romano, sino que lo quieren en turnos, Leo/Dani/Leo/Dani, ad náuseam.

Recuerden amigos y amigas que la leche de la teta que es República Dominicana no nace del subsuelo ni de la ayuda externa ni de la lotería. Nace del esfuerzo de millones de personas que aunque se afanen en no querer serlo son trabajadoras y honestas. Viene del esclavo de zona franca que gana 40 pesos la hora y del dueño de PYME que paga cientos de miles mensuales en ITBIS. Esta teta es tu teta y mi teta. Es muy importante reconocer que hemos regalado lo nuestro, que lo hemos dado a precio de oferta cuando es nuestro don más preciado.

Es importante no dejar que vengan a estas alturas de juego viejos infames a tratar de convencernos de su relevancia. A ser noticia y a ser los eternos dueños de la teta. Son hombres adultos afanados en atragantarse con los bienes del país para beneficio de un círculo de charlatanes que creen que la mejor manera de servir al estado es comprarse carros de lujo y quedar gordos y felices con el esfuerzo ajeno.

Por favor, recuerden. La leche del poder que mana de un estado solo lo hace porque el estado está compuesto de gente dispuesta a dar de si para beneficio de TODOS. A cada quien le toca su turno por derecho y deber. Abusar y acaparar la leche solo deja un montón de niños famélicos y de adultos adictos al "amor paterno" de un presidente haciendo las de emperador.

Así que, siendo honestos, piensen:


¿De verdad quieren que hombres así les sigan mamando su leche?