domingo, 1 de septiembre de 2013

Diez Mil Años.


Un amigo trajo a mi atención que hoy (1ro de septiembre) es el aniversario del natalicio de Joaquín Balaguer. Es gracioso que sea tal ocasión la que me anime a escribir una vez más, pero la inspiración funciona de manera extraña a veces. Es extraña en verdad, como me pone a pensar en el decrepito y marchito anciano (fue siempre viejo y marchito, hasta en su mes de abril), con la república en sus manos durante décadas, vuelta lisiada y despojada de todo crecimiento.

Pensar en Balaguer me recuerda una novela de ciencia ficción. “Dios Emperador de Dune”, escrita por Frank Herbert. En esta, el personaje titular; el Dios-Emperador de un imperio galáctico, transforma su imperio galáctico de una poderosa institución universal a un débil y podrido estado. Los habitantes del imperio son reducidos a clientes atrofiados de un estado absolutista, todo hecho a propósito por el demente protagonista.

El ‘Dios-Emperador’ de Frank Herbert planea, a través de la sistemática destrucción de la sociedad imperante, dejar al ser humano libre de toda influencia que lo debilite, en un plan que tomará unos diez mil años en completarse.

O también puede que esté totalmente loco y obtenga placer del sufrimiento humano.

Traigo todo esto a colación porque en este país, en la República Dominicana, hay algunos que aun piensan en Dioses-Emperadores. Existe la gente que clama por Balaguer, pensando que este poseía un conocimiento místico, una verdad más allá de lo mortal, un plan de diez mil años que justificaría todo el mal y todo el vicio al que este país fue sometido. Existen personas que ven, con una marca particular de orgullo, como los otrora enemigos a muerte de su momificado líder doblan la rodilla y abren la cartera para comprarlos. Como el liderazgo de todo un país se vende como una prostituta en autopista al mejor postor. Se unen, siguiendo un legado que solo está lleno de la sangre de hombres mejores que ellos.
 
Es triste y deprimente ver como se enquista esta creencia en la conciencia grupal dominicana. Como los emperadores de grandes planes, los semi-dioses destinados al orgullo y la gloria aparecen una y otra vez en la historia. A veces inteligentes, a veces carismáticos, todos pretenden ocultar una verdad heroica. Balaguer se aferró de esa mística hasta su muerte, dejando un país tan decrépito como el. Sus herederos, los embarazos no deseados con que dejó preñado al PLD, se han afanado en seguir su modelo.

Dioses-Emperadores, muertos de la risa en las profundidades de palacio, haciendo creer que existe un plan de diez mil años el cual liberará al hombre dominicano de la influencia de quien-sabe-donde. Personajes que, si son leídos con franqueza, solo son locos embriagados de poder y lujuria por el dinero. Protectores de una culocracia centenaria, diseñada, no para liberar al hombre, sino para atosigarlo, como al ganso que va al matadero.

EN el desenlace de la novela, el protagonista le revela a su descendiente, su peor enemiga, que todo estaba planeado. Que la muerte y el sufrimiento de la gente eran necesarios y que el futuro será mejor. Los protagonistas de novela pueden hacer tales declaraciones sin mayor problema.

Los protagonistas de la realidad, por otra parte, deberían pensar mejor antes de glorificar las locuras cometidas en nombre del futuro.

domingo, 12 de mayo de 2013

El Mito del Prestigio

El prestigio es un mito. Se que estoy empezando por lo que usualmente es la mitad de un articulo, pero debo sacarme esa idea de la mente antes de poder seguir, de poder elaborar. El prestigio es un mito. Bueno, no es tanto un mito como una horrible idea (eso de que las cosas son tan reales como tanto crea en ellas la persona vuelve al prestigio una realidad). Es una horrible idea que vista desde un punto de vista critico no debería de ser.


Un poco de exposición. Me estaba dando una ducha para irme a la cama limpio. Durante susodicha ducha pensé en el día de trabajo que me espera mañana. Básicamente un día de trabajo completo, saliendo a las 10 de la noche de la oficina. Esa idea siguió en cascada junto al agua hacia terrenos más teóricos. Me llevo la mente hacia las desigualdades que sufren los que trabajan a un nivel menos especializado. Los obreros, los oficinistas, los campesinos. Todos ellos se verían (no solo en República Dominicana, sino en el mundo) en una mejor condición de vida si no estuvieran atados por varios factores socioeconómicos, uno de ellos lo que de repente me dio con llamar “Mito del Prestigio”.


La idea es más o menos sencilla. La persona promedio rechaza la noción básica de lo que es un modelo socialista/comunista. Aparte de las razones de adoctrinación ideológica, se les suma el hecho de que el individuo ve como injusto dar un mismo status social a personas de diferentes antecedentes educativos. En palabras llanas, la clásica frase de “Yo no me voy a fajar a estudiar 6 años de medicina para cobrar lo mismo que un campesino”.


Esa es una idea que me intriga, ya que supone varios argumentos que no me convencen de lleno. Está la idea subyacente de que el esfuerzo intelectual es de alguna manera más intenso y meritorio que el esfuerzo físico y moral. En la comparación anterior (un medico y un campesino) el esfuerzo académico/intelectual del medico generalmente se ve como superior, ignorando que durante ese mismo tiempo el campesino no solo hacia el esfuerzo físico de su labor diaria, sino el esfuerzo moral de mantenerse en el campo cumpliendo su trabajo en vez de buscar fortuna en algún otro medio.


Mientras el uno salva cientos vidas, el otro da de comer a miles. No trato de insinuar que perseguir una educación superior sea malo (todo lo contrario, es un esfuerzo encomiable), lo que trato de decir es que al final del día ambos son igualmente importantes en el entretejido de una sociedad humana avanzada. Al punto que llego es que esta superioridad, este prestigio asociado a las labores especializadas hace más daño que bien.


Esto es bastante difícil de eliminar, más en una nación como la nuestra, en la cual los títulos; sean educativos, militares u honoríficos, son preponderantes. ¿Será acaso posible eliminar a los “Dr.”, “Ing.”, “Col” y “Sen.” del frente de los nombres de las personas? ¿Permitirá acaso un diputado, o un general, que se le llame como a cualquier otro?


No me engaño, lo dudo mucho. Pero es mi artículo y me puedo permitir fantasear. Eliminar los títulos del frente de cada quien. Dar igualdad de tributo al obrero y al ingeniero. Ir más allá. Eliminar la creación de “profesionales” en las instituciones educativas. Dar mejor un énfasis en la formación de personas, todas iguales en calidad de formación y respeto hacia en humano. Dejar la noción tonta del prestigio del titulo, del diploma, que supone suficiencia y autoridad.


Después de eso cerré la ducha. Me sequé. Corrí, inspirado hacia la computadora. Empecé a escribir.


“El prestigio es un mito. Se que estoy . . .”

jueves, 18 de abril de 2013

Verborrea


La conciencia escribe pero no se a donde me lleva solo se que cuando me quejo es simple la perdida de mi vista hacia lo infinito de la creación humana socavado el pueblo sufriendo hundido bajo la maleza de una jungla eterna, caminante eterna bajo matorrales de miles invisibles ladrones comiendo tu comida, bebiendo tu vino, tomando a tu mujer del pelo y golpeándola como un juguete roto sin valor y sin certeza haciendo el mal sin darse cuenta que es a si mismo a quien se golpea haciendo el mal a cada hombre y mujer del planeta de un mundo que no entiende como es que sigue tirando al mar basura y quemando cada metro cuadrado de bosque cada centímetro o pulgada sin importar como se mide sino sabiendo que es lo que sucede cada momento cada segundo cada instante de música que escucho en mis oídos y pierdo el camino de esta avalancha de pensamientos que no controlo que no puedo mas que verbalizar como la diarrea como el vomito violento como una violación del espíritu que ya no escuchamos al cual tenemos olvidado en nuestro sótano inmemorial, entre las piernas de un podrido sistema que no se cansa de engañar o mentir solo martilla tu cabeza o mi cabeza o su cabeza con torrentes de pensamientos creados para morir invictos sin oposición que la mencione o le diga ‘ya basta’, detente, solo sigue y sigue sin parar avasallando al pobre al mediano engordando al rico al más violento al más virulento en su casa en nuestro camino cuando dejamos de comprender lo que nos pasa como pueblo somos victimas de nuestra propia soberbia y nuestra lenta evolución como pueblo de dinero en vez de pueblo de ideas o pueblo creador dinero es lo que buscamos entrelazados como migajas de un pan desecho el cual se horneo para que solo comieran los blanquitos del norte o los mas fieros de la nuestra tierra verde pero ya no verde marrón como la tierra quemada hasta volverse lo más yermo e inhabitable de todas las tierras de la América confundida en el regazo del planeta, una América sin amigos sin ceguera que la defienda, ya consciente de sus errores pero cometiéndolos sin cesar imparable en su revuelco hacia una perdición manufacturada en casa, izquierda derecha centro arriba y abajo mezclados en el lodo de solo dinero poder y flores de juventud destrozada por miseria y hambre tanta hambre en el esto mago de un pequeño niño pobre de todos los colores pero más y más negro que lo que quieren que sea con un terrible acento para los que reclaman la sola pureza inexistente e irreal de una vida sin amigos solo enemigos que te rodean y te vuelven un ermitaño insolente y terrorífico a los ojos de la materia los ojos del hombre los ojos de Dios olvidado acaso por quienes lo nombran como su salvador eterno igual olvidado que el hombre que le da la gloria igual olvidada la mujer sufriente por el maltrato y el niño sin país sin terruño que llamar propio y sin amor sin amor ha nacido tanta gente sin amor que le forme o le cree, sin amor al que decir ‘te amo’ sin amor nacido en mundo que para el es todo gris y claroscuro, por eso  digo que dejes libre alguna idea sencilla y la desdobles y la vuelvas tu ira contra las venas llenas de petróleo toma una idea y hazla acción a favor nunca en contra hazla a favor de vivir y amar y dar y trabajar y tener paz y dar a los demás no lo que te dan sino lo que quieres recibir dalo dalo dalo todo y cada segundo no sufras por sufrir sufre para dar vida y gloria y amor la gente no a la patria o al mundo a la gente solo a la gente.

Solo a la gente.

jueves, 21 de febrero de 2013

Picadillo de Pensamiento


El hombre crea su mundo. Si no existe la conciencia humana entonces es imposible para el mundo existir, ya que este existe en función de la conciencia creativa. Por existir me refiero a que sin la dirección de una idea y una acción que lo formule, el mundo termina siendo una pila de átomos indefinidos. El mundo, no solo la materia que lo forma, sino el mundo como expresión de nuestro entorno a todos los niveles humanos, depende de nuestra interacción con el. En respuesta a esto, la humanidad se sostiene (y se diferencia de otras criaturas vivas, dicho sea de paso) gracias a la susodicha interacción. En otras palabras, nosotros creamos al mundo, y el mundo, sobreviviéndonos individualmente, crea también al individuo.

Tal continuidad es el hito mas poderoso del ser humano, la creación de una construcción ideológica/física que define al universo material y a la vez hace que este lo defina a el. Una continuidad desatada por un desarrollo de la corteza cerebral antes no visto en criatura viva alguna (conocida, claro está).

Queda expuesto de manera evidente, entonces, que dicha continuidad de construcción depende de las acciones sociales, de manera primordial.

Los avances científicos, el estudio teológico o filosófico, el desarrollo de las artes; todas las vertientes de lo que se conoce comúnmente como conocimiento humano son venas que llevan la sangre al corazón que es la sociedad en si. Que no se malentienda, el individuo es el “átomo” de la sociedad, pero la incapacidad intrínseca del individuo de tener continuidad desprovisto de la sociedad hace que la colección sea el verdadero agente operativo.

Me adentro en este argumento como punto de partida ya que es para mi básico entender que nuestra existencia es resultado de una delicada gama de hechos, ideas y acciones afectadas todas por todos los otros seres humanos existentes.

El peligro de este pensamiento es que podría parecer que justifica cualquier acción de suficiente largo alcance, ya que seria una “acción social”, y por ende, necesaria. Esto se ha intentado numerosas veces en la historia humana, justificando masacres, crímenes y crueldades varias como parte de un mayor “plan social”.

La verdad es que en esos casos la acción solo se justifica en círculos sociales cada vez más pequeños. Claro que si es justo y necesario para la elite de un gobierno un acto criminal como la corrupción y el lucro con el dinero del estado. Solo tienes que abrir el círculo hacia la población en general y te das cuenta de que esto es nocivo para la sociedad, y así, por ende, para la continuidad de esta.

Por eso es que, sin entrar en argumentos teológicos (que para mi son válidos, pero eso es otro articulo), podemos llegar a la conclusión de que existen acciones nocivas para la sociedad en conjunto, en algún grado o forma, las cuales solo tienen como resultado la alineación de individuos pertenecientes a esta. En otras palabras, cada vez que un político consigue un contrato injusto de construcción se vuelve más débil la continuidad de la sociedad humana. Cada vez que Vakeró le da golpes a Martha y ella cae presa por drogas (mientras nosotros observamos, embelesados como idiotas) se debilita la construcción de la realidad a nuestro alrededor. Cada vez que se permiten abusos como en Bahía de las Águilas, permitimos la destrucción, poco a poco, del mundo como función de la voluntad creativa humana.

Así que, no permitas que el mundo se desplome a nuestro alrededor, transformado en una simple masa de átomos sin razón. Ponte de pie y actúa, acusa al que quiera destruir a la sociedad. Detén al que roba, al que mata, al que abusa, al que socava. El destino de todo el universo humano está en tus manos.