martes, 26 de junio de 2012

El amor después del cólera.

El amor es el tema favorito del ser humano. Es imposible que pase un solo día sin que escuchemos historias, alegres o tristes, de grandes o terribles amores que se gestan cual semilla al viento. Parecería ser el amor algo universal, una fuerza que rodea a todo y a todo lo vuelve sencillo y bello. Pero no es así en la practica del hombre. Aun siendo lo que más perseguimos, es lo que menos conseguimos. Es extremadamente esquivo y misterioso para ser algo de lo que tanto se ha escrito y hablado a través de los milenios.

El problema yace en que además de de ser objeto de adoración, el amor también lo es de escepticismo. Nada causa más duda que el supuesto amor; más suspicacia. Podemos creer en muchas cosas, pero un amor exótico nos parece alienigena. Amor, verdadero puro y fiel, lo vemos como una jugarreta del menos aceptado de los dos miembros de la pareja. O también una descalificación de ambos miembros de la pareja. Porque, creemos todos en el amor, pero que mal miramos a la pareja gay, o interracial. El pobre siempre esta buscando escalar posición y el pudiente busca placeres desconocidos para la gente de su clase. ¿De dónde viene este planteamiento, tan generalizado y aceptado? ¿La raíz europea nos estará afectando una vez más?


Lo único que puedo decir es que la propia existencia nacional es evidencia de que el amor entre parejas extremadamente diferentes no solo puede, sino debe ocurrir. Me criticaran algunos, pero República Dominicana se debe como país al amor expreso entre dominicanos y haitianos. ¿O de dónde creen que salieron 8 millones de mulatos en este lado de la isla? Observen las poblaciones anteriores al 1821. Ahora, observen las poblaciones desde el 1844. ¿Ustedes creen que todos esos muchachos salieron de la nada? No salieron de cientos de miles de violaciones. Salieron de miles de relaciones amorosas. El estigma que sufre el dominico-haitiano, aunque no tan verbal como antes, sigue siendo una constante en nuestra sociedad. Antes de que me digan que no, pregúntense: ¿me he enamorado de alguna otra raza, o una clase considerada inferior a la mía? ¿Al menos encuentro atractivas a estas personas? Si tu respuesta es sí, felicidades. Si es no, ¿qué te ha detenido?


A ver cuantas cosas malas
encuentras en esta pareja. . .
Si, aun con todas estas limitantes es verdadero el amor entre las razas, tan ajenas las unas a las otras como lo son a veces. Si, puede una persona de un país del primer mundo ser correspondido con fidelidad por la pareja tercermundista; o un nativo rico a un inmigrante pobre. La evidencia esta en cada niño negro de ojos verdes. Cada morena de pelo lacio. Pensar que cada relación que existe nace del materialismo es un prejuicio bruto y malicioso. Es más, iré un paso más adelante y diré que aun existiendo un materialismo de base, el amor puede nacer de cualquier relación. Durante siglos casi todos los matrimonios fueron de esa misma manera, por conveniencia. Pensar que todos los matrimonios a través de la historia eran relaciones abusivas e infelices es una fantasía antipática.

Tal vez tenemos que dejar de engañarnos a nosotros mismos. Tal vez es que el amor no es nada místico. Es mucho trabajo, esfuerzo y sacrificio, para poder dar cabida a otro individuo dentro de uno mismo. No es una maravilla, es un profundo cambio en el cual una persona debe ser lo suficientemente madura como para dejar de existir como individuo y convertirse en sociedad. Si ves el amor como una fantasía de cuento de hadas, entonces no me sorprende que no quieras ver a la princesa con el oscuro extranjero.

Ahora, si entiendes lo difícil que es vivir y más aun amar, ¿qué más da si tu pareja es negra, pobre o de tu mismo sexo? Ya estás haciendo la parte más complicada.

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