viernes, 22 de junio de 2012

Exiliados Emocionales


" No he venido a entretener a mi pueblo. No. Yo no soy artista. No quiero aplausos. Oíd bien. He venido aquí porque yo no creo en el exilio voluntario. He venido porque en mi patria, esclava, como está hoy, es donde está mi deber y nadie debe rehuir de la madre enferma y lisiada, porque es entonces cuando más necesita del amor de sus hijos."

Pedro Albizu Campos

Cuando don Pedro dijo eso acababa de salir de estar preso. En vez de huir a alguna parte donde estuviera seguro, se quedo en su país a seguir la labor por la cual había caído preso. El exilio voluntario es desde hace mucho tiempo, una herramienta del que piensa para poder pensar tranquilo, sin el riesgo de muerte o encarcelamiento. Muchas veces no hay más remedio que irse a otra tierra a abogar por la propia. Llevar la voz a oídos que si respondan a la plegaria. Llevado a un plano mas mundano, podríamos decir que existe también un "exilio emocional", donde la criatura humana se extrae a si misma de su entorno social para poder vivir una vida mas tranquila.

El exilio voluntario puede engendrar frutos, pero también alienación si no se maneja con concentración y honestidad. De la misma manera, el exilio emocional puede traer claridad, pero en este caso, donde radica la diferencia, es en que generalmente trae indiferencia. La indiferencia de aquel que se ha rendido en sus intentos de ser escuchado.

"Yo no me quejo del precio de la gasolina, porque como quiera la tengo que echar", dice el exiliado emocional. "Yo votaría por X candidato, pero no lo haré, ya que como quiera al final va a ganar el que está" repite, con voz de sabio para que los demás compartan sus ideas como verdad. El exiliado emocional es claro en sus intenciones: Sostener la inercia del estatus quo, convencido de que aquí no hay nada que hacer.

Pero, al igual que don Pedro, hay que darse cuenta de que cuando más nos necesita el país es cuando más problemas tiene. No estoy diciendo que no se vaya quien desea un mejor futuro. Ese es el derecho de cada hombre y mujer en el planeta. Lo que digo es que permitir el abuso sin algún tipo de resistencia es casi lo mismo que estar a su favor. Muchos de los que se van se mantienen bien al tanto de los ires y venires de su nación, intentando ayudar con sus magros recursos. El exiliado emocional, quédese o váyase, se substrae de la discusión, argumentando estar por encima de ella, religiosidad, desinterés o simple aburrimiento.

Cada quien tiene derecho a llevar su vida como desea, mientras no este haciendo daño a nadie. Mi pregunta es: ¿Cuánto daño le está haciendo a su pueblo y a si mismo una persona que no se interesa en su sociedad? Una persona que ve un crimen ser cometido y no levanta su voz en defensa de la víctima es vista con desprecio. Entonces, cuando ocurre el supremo crimen del abuso, la inercia, la opresión y el maltrato de los derechos del pueblo, ¿no están acaso todos obligados a alzar la voz en protesta?

Ya lo dijo don Pedro. No es cosa de deseo personal ni interés. Atender a la madre lisiada es cosa de AMOR. No amor por los simbolos ni lo intangible, sino amor por la tierra y su gente. Un amor que debe ser cultivado, no sea que en su ausencia sea reemplazado. No solo por el odio, sino por la indiferencia. Practique este amor. Quéjese. Denuncie. Manténgase firme y desafiante ante el abuso y sepa en su corazón que usted no es el único, que todos estamos llamados a hacer un esfuerzo por mejorar nuestras vidas.


Porque no es por entretenimiento, ni por llamar la atención. Es porque nuestra madre muere.

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